martes, enero 30, 2007

ME GANAN









Me están ganando, lo sé. Lo noto en sus caras, cada día más redondas.
Cuando me ganen del todo, igual también me río como ellos o, peor aún , cuando ellos.
¡Qué satisfacción tan grande poder bromear amigablemente, aunque seguramente sin ganas, una vez cumplidos los objetivos del trabajo bien hecho!. Saber recaudar los frutos del esfuerzo y respirar sintiéndose útil, a la par que justamente valorado.
Llevaré corbata y me podré pedir un permiso de dos días, aunque sea mentira que me haga falta.
Cuando me ganen del todo, calculo que en unos 2, 5, ó 25 años, depende de mi capacidad de adaptación, habré claudicado completa y satisfactoriamente.
De momento, he de resignarme.

martes, enero 23, 2007

A LA TERCERA...


Estaba muy contento, pero se despertó por culpa de un sonido que no identificó aunque era parecido a un grito. Como estaba sólo en la casa mantuvo los ojos cerrados sin prestar atención, consciente de que la interrupción había supuesto un verdadero contratiempo. Tenía la boca seca por haber fumado y bebido ron antes de acostarse, mientras miraba por la ventana que daba a la oscuridad del parque.
Cuando pasara esta racha se iría a otra ciudad donde nadie le conociera y hubiera más árboles que farolas. Más pájaros que motocicletas. De nuevo se fue acomodando bajo las protectoras mantas que le cubrían sin sonido. Ya no necesitaba agua, pues empezaron a llegar, bienvenidas, algunas imágenes confusas, en las que se podía distinguir mesas ovaladas en las que figuras desconocidas ordenaban piezas. Se centró en uno de aquellos seres y empezó a observar los detalles de sus vestiduras. Al sentirse observado, el hombre del sueño alzó la vista hacia él y... Aaahhh..., este segundo grito hizo que se incorporara de un salto de la cama.
Esto era inconcebible. ¿Quién podía aguantar aquello?. ¡Maldita sea!. Se colocó delante de la ventana abierta indagador. El viento le daba en la cara somnolienta, despejando los últimos resquicios noctámbulos casi completamente. Permaneció al acecho mientras el tiempo pasaba. Ninguna luz, ninguna pista, ninguna estrella. Los árboles movían un breve rumor de hojas que llegaba a las cerradas ventanas vecinas. La poca luz se confundía con una intranquilidad de niebla.
Los demás vecinos, aburridos, ya se habrían vuelto a acostar en sus acolchados colchones. Se vio así mismo frente a la noche, como si fuera otro. Aspiró una bocanada grande de aquel aire nocturno contaminado que fue llegando a sus pulmones porosos y toda la fuerza de que disponía se precipitó en un alarido tan salvaje como los dos anteriores, aunque éste último ya desprovisto de misterio.

jueves, enero 18, 2007

ANOCHE EN LA LLUVIA



La lluvia apaga las cosas. La noche las pierde.
Pero el calor propio de cada cosa se opone tanto al ritmo de la lluvia, como al color de la noche.
Las cosas ya no son blancas, no obstante se juntan en lugares ahora húmedos como cuevas, donde esperarán perdidas los primeros rayos del día siguiente.
En las noches de lluvia, sus últimos colores se desvanecen cuando están todavía humeantes.
Las cosas como los paraguas son negras y brilla su oscuridad sobre las cabezas rápidas de transeúntes recogiéndose.
En un rato, llueve sobre nadie o sobre nada.
La calle es del agua y de las farolas, que se han hecho más pequeñas o se han ido más lejos.
Las ventanas no miran, los cristales están casi cerrados. El aire resuena por las ramas y también por las puertas pero ya nadie se quiere dar cuenta. Hace tiempo que los búhos huyeron de la ciudad arrastrando sus ojos antes de las primeras ráfagas.
Todo está conforme. Ya puedo.

Es el momento de salir de este largo encierro.

sábado, enero 13, 2007

LA TRIPLE MANCHA


Iba yo buscando una historia pero me encontré con un perro. Un perro son muchas historias tan juntas o tan dentro que es muy difícil separarlas. Antes estaba más acostumbrado al trato con estos animales, de manera que cuando me acercaba a ellos, conocía sus últimas peripecias. Ahora me decían poco más o menos todos lo mismo, que estaban de paseo o que movían a menudo el rabo.

El perro era gris como el humo y pequeño como mis manos, por eso no quise tocarlo solamente le miré los ojos, ojos de perro azul.

Enseguida me percaté de un pequeño detalle, sobre su ojo derecho, a la altura de las cejas existían unas pequeñas manchas oscuras, tres puntitos minúsculos como una v invertida. Nunca hasta entonces me había dado por indagar en los pequeños detalles, sino que buscaba las cosas más generales, ahora ante la falta de material recurría a estas menudencias. El perro ladró, y en su ladrido distinguí con claridad la pequeña triple mancha.

Me quedé como parado, intentando descubrir algo nuevo, pero el perro volvió a ladrar para atraer mi atención. El sonido era de perro, quizás algo más gris, más pequeño, pero seguían las manchas presentes, si cabe con mayor intensidad. Recordé otros muchos ladridos, perros antiguos, perros furiosos, perros de la niñez, todos contenían esos tres puntos oscuros. Todos sobre la ceja derecha, todos una v invertida e inclinada.

¿Habría podido ocurrir que todos los perros fueran así y hasta hoy, viernes, no me hubiera dado cuenta?. Me parecía estar delirando cuando escuché a lo lejos la voz de una madre que reñía a su niño. También tenía tres puntitos negros, al igual que el llanto del pequeño.

En efecto, he descubierto que todos tenemos en el mismo sitio esta pequeña mancha. He ampliado fotografías antiguas, he escuchado grabaciones, canciones, incluso en la propia televisión y siempre aparece. Me parece un gran descubrimiento, aunque no sé qué significa, ni siquiera sé por qué no nos hemos dado cuenta antes.

Quizás sea una marca genética que viene desde los comienzos de la vida, quizás todos lo sabemos desde siempre pero como ya no tiene significado la hemos estado pasando por alto todos estos años. Por si acaso lo dejo aquí escrito. Siempre habrá algún despistado que sea el último en enterarse.

No sé si merecerá la pena hacer algún tratamiento del sonido para sintetizar los armónicos que caracterizan esta pequeña mancha remota. Quien conoce su pasado, está en mejor predisposición para evitar el futuro. El caso lo he puesto en manos de los expertos del Centro Psiquiátrico Bonanova (http://www.centrobonanova.com/), donde acudo periódicamente para conocer sus últimos descubrimientos, a la par que sigo unas sencillas instrucciones de adaptación a la nueva situación. Si tienes alguna duda al respecto acude allí. Ellos te informaran de todo mucho mejor de lo que yo puedo hacerlo.

miércoles, enero 10, 2007

TRÁFICO




Esta mañana, al acudir al trabajo había muchísimo tráfico. No me lo explico, pero parecía como si todos nos hubiéramos puesto de acuerdo para ir a trabajar a la misma hora. De las veinticuatro horas que tiene el día, también era casualidad que justamente a las 8 de la mañana, cuando tengo yo que ir, les haya dado a los demás por hacer lo mismo.

Empecé a ponerme nervioso. Quizás, fuésemos todos también al mismo lugar.

Nuestro centro de trabajo es muy bonito, tiene varios edificios y entre ellos hay árboles y hasta una fuente. La verdad es que allí estamos muchísimos. De la mayoría, ni siquiera conozco su nombre e incluso sospecho que habrá muchísima más gente más que nunca he visto y que anden trabajando por recónditos pasillos oscuros, inaccesibles para mí.
Comparando el tamaño de los edificios con la enorme caravana de vehículos que me precedía, sinceramente, me pareció que ganaban los coches.
No creo que tantísimos conductores quepamos en las oficinas y, decididamente, no quería quedarme fuera.
Empecé a efectuar rápidos movimientos de cambio de carril con objeto de ganar algunas posiciones, pero sólo obtuve algún ligero beneficio.
Ya faltaba poco para llegar, así que intenté colocarme lo mejor que pude dentro de mi grupo. Estábamos a unos setenta metros de la curva de las perdices. La cabeza se encontraba tan sólo a un par de cuerpos. Me puse a atacar a tope por fuera, poco a poco estaba recortando. Tenía posibilidades, solamente tenía que aguantar sin ceder durante la recta principal. Sólo un poco más. Casi estaba sin aliento, pero lo conseguí. Por fin, habíamos llegado. Estaba muy bien clasificado. Respiré a fondo.
Al final aparecieron los aparcamientos, algunos de ellos todavía sin ocupar. Muy satisfecho, me dirigí a mi mesa de trabajo, mientras recuperaba el aliento.
Cuando llegué a ella observé que ya estaba ocupada. Una mujer desconocida, muy guapa y atractiva, se encontraba ordenando mis papeles. “Para que no te canses, haré hoy tu trabajo, si no te importa”, me dijo, con una deslumbrante sonrisa.
No podía negarme y como tampoco se me ocurrió otra cosa que hacer, le di las gracias tímidamente y me desperecé.

viernes, enero 05, 2007

TODO DERECHO



‘Por ahí, todo derecho’.
A veces, cuesta encontrar el camino hacia donde vamos, pero, como veis, en mi caso, no tengo pérdida, aunque, por desgracia, ese lugar se encuentre todavía lejos.
‘Todo derecho hasta llegar’
Simplemente tengo que conocer el destino final para pararme, la meta (sería imperdonable que, después de tan extenso camino, me pasase de largo).
La cosa cambia cuando los caminos son difíciles. Entonces, hay que dar muchas vueltas, preguntar muchas veces, a mucha gente. Si sufres una pequeña equivocación no tiene importancia, en la siguiente encrucijada se remedia sin que prácticamente nos demos cuenta, aunque a veces haya que retroceder un poco.
Pero cuando el camino es fácil, como el mío: siempre en línea recta, un error puede arruinarlo todo.
Como no tiene sentido pararse a cada rato a confirmar que el camino es el bueno, se puede estar caminando mucho tiempo solamente con la idea de no dejarse vencer por el cansancio, un paso tras otro paso, con la vista en el horizonte.
Imagínate, y no es tan raro (en mi vida he visto cosas peores) que, por cualquier causa, hubiera, en algún momento, tomado una dirección equivocada. Continuando recto estaría completamente perdido. Cuanto más anduviera, cuanto más esfuerzo, estaría más lejos de mi destino final. Sería terrible.
Pero estas son mis instrucciones: ‘Todo derecho hasta llegar al final’.
Además, lo de ‘todo derecho’ no significa que se tenga que seguir una línea recta. A veces, el camino se curva, incluso gira bruscamente. Ir todo derecho es seguir hacia delante, con todos los cambios de dirección que hubiera.
Si el camino se retuerce entre las piedras, yo con él. Si aparecen a los lados pequeñas veredas, yo siempre en el camino principal, sin salirme de él, ni siquiera por curiosidad. Cualquier descuido puede desorientarme. Tanto si el camino sube como si baja, yo dentro de él, todo recto. Cuando aparece un cruce: hacia delante. No tiene pérdida, es fácil, todo derecho.

Así las cosas, he de decir que llevo ya bastantes años andando por estos andurriales y mucho me equivoco o todavía me falta mucho para el final. Quizás lo importante no sea llegar...
aunque me parece que, a mí, no me gustaría demasiado llegar a algún sitio, que lo que yo quiero es únicamente andar. Eso sí, andar todo derecho.
Salud.

A ELLA




A ella,
cuya melena permite
desafíos al viento,
la saludaban como
una mañana recibe
unos buenos días.

A ella,
a quien los huertos
le miran las piernas,
la esperaban
como las estaciones de trenes
esperan las vacaciones.

A ella,
que se mira en
el mar,
la recibieron como
a mayo miran los años
fríos,
como el frío
recuerda
los muchos años
de mayo.

A ella, sí,
pero a mí, no.

No por eso
nos separamos,
solo dejamos de vernos
y nos olvidamos
(yo no).