martes, junio 19, 2007

ENCUENTROS CONSIGO MISMO

La adaptación a los rigurosos cambios que se están produciendo en nuestro amado pueblo está ocasionando ciertas tensiones de poca importancia que se resuelven a la manera fuencislense que es la mejor manera de solucionar las cosas, aunque no se conozca muy bien en qué consiste exactamente y sea un poco a lo bestia.
Por ejemplo, ayer mismo dos personas, vaya usted a saber por qué, se disputaban en plena calle Mayor la identidad del conocidísimo personaje Don Baltasar de la Barrachina. De no haberlo visto con mis propios ojos no lo creería. Dos grandes señores, metro ochenta cada uno, noventa y nueve kilogramos de peso, discutían acaloradamente exponiendo poderosas razones que avalaban sin duda su verdadera identidad y refutaban, en lo posible, los muy convincentes argumentos del supuesto rival.
En efecto, ambas personas se llamaban Baltasar, tenían 56 años, dos hijas, exquisitas maneras y enormes capacidades de cálculo y convicción, por lo menos así lo atestiguaba la documentación que entre ellos se mostraban y a la que también accedimos los curiosos que por allí nos íbamos acumulando, una vez que fuimos capaces de escalar las dieciséis capas de nieve que separan el tranquilo subsuelo de Fuencisla de su blanca superficie.
Ciertamente todos los presentes, entre los que, como dije, yo mismo me encontraba, nos dimos cuenta del asombroso parecido de estos dos enfadadísimos señores. Yo diría que eran prácticamente iguales, es más, diría que ambos decían justamente las mismas palabras y hacían los mismos gestos como si entre ellos existiese un invisible espejo o un sargento mayor los dirigiese con rigor conjuntamente.
De haberlos vistos por separado no sabría cual de ellos es el que mueve compulsivamente la cabeza. Incluso dudaría que alguna vez se hubiera movido la cabeza de este modo, tal es la semejanza de los dos aspirantes a Barrachina.
Afortunadamente el enfrentamiento no llegó a mayores debido a la intervención del señor alcalde que llegó al lugar de los hechos sin demora y tarareando nuestro famoso himno entre dientes y visiblemente emocionado. Luis Felipe de Peláez, que portaba su bastón de mando como señal de autoridad incuestinable, resolvió el altercado proponiendo un pequeño duelo a florete que ambos aceptaron al unísono, no sin antes haber comprado el ayuntamiento como contrapartida 600 toneladas de cebada a cada uno de los dos Don Baltasares, corredores de cereal y leguminosas en todo momento.

El duelo, que se celebrará un domingo cualquiera del próximo mes, se llevará a cabo en la plaza de la villa justamente cuando haya concluido la misa para que ambos contendientes se encuentren espiritualmente preparados. La noticia ha entristecido a la población, ya que irremediablemente se perderá una de las personas más queridas y apreciadas de todo el pueblo, aunque para nuestro consuelo quedará la otra indemne, suponiendo que no resulte herida.
La única esperanza que nos queda es que, al ser los dos Don Baltasares idénticos, efectúen en todo momento movimientos similares de ataque y defensa, con lo cual el combate resultará en tablas por agotamiento. Claro, que también podría suceder que se estoqueasen certera y simultáneamente, con lo cual no quiero ni pensar qué podría suceder.
Mientras llega ese momento ambos Don Baltasares se han enfrascado en una espiral de operaciones comerciales que sin duda tendrá importantes repercusiones económicas para Fuencisla y su floreciente mercado de compra venta, recientemente ideado por la Concejalía de Instigación para el Desarrollo.

El servicio de mirillas a la sombra que dirige Don Rodrigo Díaz de Villar, no confundir, por favor, con aquel otro caballero medieval nacido en Vivar del Cid, ya que éste nació en Villar del Río, provincia de Córdoba, se encuentra investigando el acontecimiento con prioridad absoluta.
La tesis que se maneja es que uno de los Baltasares podría tratarse de una copia muy perfeccionada del otro. Obviamente, para evitar el posible fraude, es necesario desenmascarar al supuesto impostor.
Para ello Don Rodrigo, que es una transmutación fuencislense, nunca copia, del antiguo comandante de zapadores Salvador Buenavista, ha dispuesto el seguimiento continuo de los sospechosos y la anotación de cualquier diferencia que se observe por mínima que sea. Desde el Cuartel General del Servicio de Mirillas a la Sombra Don Rodrigo se pregunta, no sin razón, si también existirán copias de las hijas del magnate e incluso del Registrador de la Propiedad, ciudadano consorte de una de ellas.
El problema se presenta de una magnitud inaguantable. Podría existir una copia del propio Don Rodrigo.
Esto no puede, en modo alguno, continuar así.

jueves, junio 14, 2007

HIMNO DE FUENCISLA

Para asombro del mundo y regocijo de todos los fuencislenses de bien, el Muy Ilustre Ayuntamiento de Fuencisla ha tenido a bien permitir la publicación en estas páginas del maravilloso himno fuencislense, grabado a fuego en nuestra memoria a través de los siglos, forjador de nuestro noble carácter y compañero de cuantas empresas con honor emprendemos.
Don Vitore de Fuencisla y de Fuencisla, autor apasionado de letra y música e hijo predilecto de la localidad, quiso con esta sencilla y a la vez augusta composición transmitirnos la emoción única que se siente por el solo hecho de ser fuencislense y la fuerza que este inaudito acontecimiento imprime en nuestros rebosantes corazones.
Fuencislenses del mundo, entonemos todos juntos con orgullo el magnífico himno de la bendita tierra que nos vió nacer.


FUENCISLAAAAA

FUENCISLAAAAA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLALA

FUENCISLA SE LLAMA ESTA VILLA

QUE ES UNA GRAN MARAVILLA

HAY QUIEN CREE QUE NO EXISTIMOS

PORQUE LA NIEVE NOS TAPA

PERO ES DE ORO LA CAPA

QUE CON VALOR DEFENDIMOS

SOMOS BRAVOS LUCHADORES

DE LA REGIÓN LOS MEJORES

SI EL ENEMIGO NOS ACECHA

DE HIELO HACEMOS NUESTRAS FLECHAS

ES NUESTRO CORAZÓN NOBLE

NUESTRA PALABRA ES UN ROBLE

FUENCISLA ES NUESTRO HOGAR

FUENCISLA ES NUESTRO AMOR

SER DE FUENCISLA ES TAL HONOR

QUE NADA QUEREMOS BUSCAR

QUE VIVA QUE VIVA FUENCISLA

QUE VIVA POR SIEMPRE FUENCISLA

martes, junio 12, 2007

DE LA TRANSMUTACIÓN DE DON BALTASAR DE LA BARRACHINA

Ayer, a las cinco de la tarde, en la Plaza Mayor, vino a su verdadero ser Don Baltasar de la Barrachina. Desde entonces, ha mantenido su personalidad característica y puede decirse bien alto que Don Baltasar es quien desde siempre debió haber sido, y quien, de aquí en adelante, continuará siendo, aunque a algunos les pese.
Podría decirse que apenas cuenta con unas cuantas horas de vida y ya dispone de 59 años de edad, dos hijas, cuantiosas propiedades y una envidiable soltura para la compra venta de partidas de cereal.
Antes, o no era nadie, o nadie recuerda qué otra personalidad había adoptado circunstancialmente. No existen referencias, ni orales, ni escritas, aunque, si las hubiera, posiblemente se silenciarían.
El servicio documental de mirillas es incapaz de formular siquiera una hipótesis razonable y se encuentra en entredicho.

A Don Baltasar, que disfruta con lo que hace, le gusta la caza, pasearse por el término municipal de Fuencisla a bordo de su todoterreno, las entrevistas con los capataces para conocer el estado de su economía y reunirse en el Circulo “La Tertulia” con un selecto grupo de amistades consolidadas.
Llegar a ser Don Baltasar no ha debido ser, ni mucho menos, fácil. Una persona respetada y apreciada por todos, con una trayectoria profesional avalada por la seriedad y el riguroso cumplimiento de los compromisos, que jamás perjudicó a nadie, en fin, lo que se suele llamar un hombre de negocios limpio de polvo y paja.

¿Cómo habrá podido conseguir tal cantidad de crédito y prestigio en tan reducido periodo de tiempo? es algo que muchos se preguntan y no aciertan a explicar, aún cuando se sabe que el volúmen de transacciones comerciales que es capaz de cerrar con total satisfacción por ambas partes es muy elevado.

En la actualidad, dispone de los beneficios que le han proporcionado, por una parte, sus hábiles operaciones y, por otra, de las rentas de sus extensas propiedades, las cuales no han llegado a sus manos a través de la herencia de ningún antepasado, sino exclusivamente como resultado de su loable esfuerzo personal.
Don Baltasar es un hombre que se ha hecho a sí mismo y lo ha conseguido en tiempo récord. No se recuerda un caso similar en los anales de la fuencislense historia.
Muchos otros antes que él también llegaron a una envidiable situación similar, pero de todos eran conocidos los innumerables abusos que habían cometido en su proceder a lo largo del tiempo, aunque, por temor a las posibles consecuencias, no se comentaban abiertamente los detalles formando parte del escabroso subconsciente colectivo tan abundante en todo tipo de sociedades desarrolladas.

El caso de Don Baltasar era harina de otro costal, aunque harina al fin y al cabo.

Como no podía ser de otro modo, estaba Don Baltasar orgulloso de sí mismo, cosa que demostraban abiertamente sus educadas maneras y su porte señorial. Quienquiera que sea el que ha conseguido llegar a ser nuestro Don Baltasar únicamente merece elogios, independientemente de los caminos que haya emprendido para lograrlo.
Mucha gente está constantemente intentando cambiar. Quieren cambiar su aspecto, su trabajo, sus ingresos, incluso hay quienes quieren cambiar hasta su propio país y se lanzan a la aventura en peligrosísimos viajes, pero... ¿cuántos, en verdad, lo consiguen y de qué manera? Yo diría que muy pocos.
Pues bien, Don Baltasar consiguió todo esto subrepticiamente. Ayer, a las cinco de la tarde, no era nadie, nadie lo conocía, pero mediante una transmutación, la misma a la que se sometió íntegramente todo Fuencisla, se convirtió en el propio Don Baltasar a quien todos admiramos respetuosamente y a quien nos gustaría sinceramente imitar en su principales virtudes.
Ojalá, en Fuencisla, hubiera muchos Don Baltasares. Ojalá todos fuésemos como él: trabajadores, optimistas y con el humor de quien se sabe señalado por el destino aunque, obviamente, esto no es posible. Debe haber Baltasares, es cierto, pero también muchos Melchores y Gaspares que equilibren y contrarresten la balanza de la vida.

No obstante, no todo era de color de rosa en la vida de Don Baltasar. Un asunto le traía preocupado últimamente. Resultaba que un terreno rústico de su propiedad había quedado fuera del último plan urbanístico de la ciudad con la consiguiente pérdida patrimonial. Era pues necesario la intervención de sus influencias administrativas para corregir estos equivocados planteamientos. El problema consistía en que, debido a la rapidez con que Don Baltasar había llegado a su ‘status’ actual, estas influencias todavía eran inexistentes.
Afortunadamente, la hija mayor del negociante, fruto también de la transmutación fuencislense, se había casado en primeras nupcias con el Registrador de la propiedad de la localidad, el cual, en señal de buena voluntad con su suegro, resolvió el asunto de un plumazo, como tantos otros.





Muchos fueron los fuencislenses invitados a la ceremonia del casamiento que se celebró por todo lo alto.
A las puertas de la parroquia de Santa Gadea, el pueblo entero esperaba la salida de los novios y muchos de nosotros llegamos a emocionarnos ante la sensación de felicidad que la joven pareja transmitía.
Era, mismamente, como si fueran príncipes, dijo a mi lado una señora vestida de negro.