miércoles, septiembre 30, 2009

EL CAMPO


Últimamente, estar en el campo consiste en pertenecer también al mismo trozo de tierra.
Estar quieto como los árboles, callado como el fondo de la roca, tranquilo, igual que la superficie del agua o muy atento como los huidizos conejos.
Las cortezas agrietadas de un árbol, las piñas y las nueces o los higos colgantes.
No hay diferencias entre todas estas cosas una vez que están a la par, formando el mismo trozo de tierra y aire.
Los molinos giran, el viento suena y las hojas caen. El campo vive y su latido llega a cada parte como peligro, paz, frío o fatiga.
No necesito ver un detalle magnífico. La langosta que a grandes saltos consigue avanzar con el ritmo de mis pasos.
Miro a lo lejos y todos los arboles me parecen uno, con las copas y las raíces en el aire y en la tierra.

martes, septiembre 29, 2009

SALOBRE


A 5 km de Reolid están el pueblo y el río de Salobre que, aunque se encuentran localizados en el mismo punto del mapa, son completamente independientes.
El río, digamos, ocupa la planta baja y cinco metros más arriba, en la primera planta, se encuentra el pueblo de Salobre con sus calles y sus placetas.
Hy un camino lateral de reciente creación a la orilla del río para poder recorrerlo y difrutarlo, aunque me temo que los únicos que paseamos por allí somos los turistas visitantes.
Para acceder al río hay que salirse fuera del pueblo. No hay comunicación directa entre el pueblo y el río, salvo algunas escaleras que desembocan en la puerta de atrás de alguna vivienda particular.
El río, además de una fuerte y selvática vegetación, está colonizado por unos peces moteados parecidos a las truchas y de variada coloración: amarillo, azul, violeta.
Los peces están quietos como si estuvieran en formación, con la cabeza dirigida hacia la contracorriente. Desconozco a que obedece este comportamiento, pero parece que esperan la llegada de algo.
Grandes higueras viven en las humedas orillas del río Salobre con los troncos cubiertos de hiedra y sus dulces higos maduros, en grandes cantidades, desperdigados por el suelo, la mitad en tierra y la mitad en el agua. Ni los peces, ni los salobreños se preocupan de ello, unos porque están en formación esperando algo, otros porque jamás pisan la bellísima planta baja que la naturaleza y la sierra ha construído en Salobre.

REOLID

"Entre el pesimismo de los cátaros que veían maligno todo lo referente a la sexualidad y el optimismo libertario que casi las consideran el objetivo principal de la vida, la iglesia ...", así, poco más o menos, se incia la hoja dominical que se me entrega al visitar la iglesia de Reolid.

La iglesia de Reolid es pequeña, blanca y muy bajita. Sin púlpito, ni cúpula, ni altura para ellos. Sólo un arco de medio punto de piedra aplastado para que quepa dentro y que impide ver los angulos del altar mayor.
También hay muchos bancos y algunas imágenes. Como los bancos ocupan todo, los santos están sobre ellos, algunos incluso con sus andas.

La misa ha acabado cuando llego y quedan pocas personas dentro que van saliendo. La visita, por tanto, ha de ser muy corta, máxime cuando el último que sale apaga la luz y cierra la puerta con llave.
El autor de la hoja dominical que ahora leo es el obispo de Albacete.
Según dice, la iglesia en materia sexual se encuentra en un virtuoso termino medio entre los dos extremos mencionados. El artículo, en resumen, viene a decir que no hay que divorciarse pues, aunque puede resolver algún problema, crea, como contrapartida, cientos.
Supongo que ningún católico albacetense habrá leído seriamente la Hoja Dominical.
Seguramente conocen las opiniones de su obispo y lo llevan con resignación.

lunes, septiembre 28, 2009

LA LAGUNA DEL ARQUILLO


A la laguna se puede llegar cómodamente desde Masegoso, pero yo, entonces ignorante, lo hice por la carretera de El Zoiro y Cerroblanco que, más adelante, se convierte en un camino bacheado solo recomendado para 4x4 pero que, como pudo, tuvo que recorrer con bastante excitación mi Renault-19.
La laguna está virgen, rodeada en un primer nivel por cerros en roca viva que le proporcionan umbría casi continua durante todo el día y, en un segundo nivel, por una maraña de juncos imposible de traspasar sin herramientas. Solo pequeños caminitos seguramente practicados por pescadores de cangrejos llegan hasta el agua.
La laguna está tranquila y quieta. No hay patos, ni se ven peces, solo la horizontalidad cristalina del agua en calma.
Te puedes sentar frente a ella y disfrutar de una laguna salvaje únicamente para . Los movimientos se hacen más lentos. se respira más hondo y más despacio para aclimatarse a este lugar único que te acoge en su paz y te absorbe.
Está claro que eres el único ser independiente de la laguna aunque ya formas partes del paisaje como un matorral más que solo se balancea por dictado del viento.

Al oeste, hay un grupo de cuevas donde, al parecer, se han descubierto pinturas rupestres levantinas. Me acerco hacia allí para intentar observarlas. En las cuevas, que en algún tiempo no muy lejano han estado habitadas, hay restos de muros y las vistas de la laguna son maravillosas.
En las paredes, en lugar de pinturas rupestres hay pintadas mal hechas contra la roca del estilo: "Roque 1997". Sigo con cuidado entrando en cada cueva para encontrar estas famosas pinturas primitivas pese a que la linterna la tengo en el coche. Pienso que muy bien pudiera haber alguna serpiente en el suelo oscuro que piso. En ese momento me llevo un susto de muerte.

En efecto, no soy el único que ha estado contemplando la laguna. En el interior de la cueva más profunda, tranquila y callada, hay alguien: una cabra negra.
Si no hubiera sido por la serenidad del animal, hubiera soltado un grito desgarrador como mínimo.
La cabra me mira. Nos miramos despacio y dejo de buscar pinturas, dejo en paz la casa donde vive esta cabra descarriada, escapada o perdida, con intención o sin ella, del antiguo rebaño.

sábado, septiembre 26, 2009

MOLINOS


Martes, 22/09/09

Salgo hacia Masegoso por una carretera formada por una sucesión de curvas delimitadas por duro bosque de encina a ambos lados. Busco un camino donde parar y pasear un rato, pero no hay.
Lo que sí hay es una enorme colección de molinos, aerogeneradores se llaman ahora. Me gustaría estar debajo de una de estas máquinas para ve lo grandes que son y el aire que producen en su giro.
Como no encuentro camino dejo el coche y empiezo a andar por la carretera. aparece un coche y me saluga levantando la mano. Yo hago lo mismo. ¡Vaya, son amables por estos contornos!
El bosque es bastante cerrado. Muchas piedras y desniveles. Imposible ir por ahí.
Un segundo coche aparece por la lejanía. Cuando está cerca levanto saludando la mano.
En este caso el segundo conductor era de una región distinta de la del primero.

Hay molinos por todas partes, seguramente mas de cien o doscientos. Pronto tiene que haber un camino que lleve hacia ellos. En efecto, el supradicho aparece.
Al acercarme, los molinos dejan de girar, sin embargo todavía se siente algo de viento, aunque pudiera ser poco.
Un molino desde abajo vien a medir aproximadamente el doble que desde la lejanía. Unos 75 metros. Las palas unos 25, es decir 50 metros de diámetro.
Los molinos viven en grupos de cuatro separados unos 200 metros. Son todos iguales y blancos.
Sigo andando con la esperanza de que aumente el viento y empiecen a girar.
Abajo hay un valle en cuyo fondo debe discurrir un río.
Me echo un cigarro mientras espero al viento, amigo del polen, transmisor de los deseos vegetales.
Me gusta esperar al viento y lo espero de manera distinta al autobús.
Como el viento no llega me cambio de parada.
Muy cerca, en el valle, aparece un pueblo. Desde arriba se ve perfectamente como si fuera su plano a escala 1:1. Las casas se alinean a lo largo de una carretera. Es un pueblo desconocido. No hay visto ninguno por aquí cerca en el mapa.
Se distingue el depósito del agua a la entrada y en el extremo opuesto la torre eléctrica. No tiene iglesia ni campanario. La carretera llega hasta él pero después parece que no continúa. Debe ser el último pueblo, una vez llegas a él no es posible regresar. Me olvido del viento, de los molinos y me concentro en el último pueblo. Miro cada tejado, cada detalle en busca de pruebas.
Algunas casas tienen yedra por las paredes cayendo desde el tejado. no logro encontrar ningún detalle que lo delate, que me permitar identificar el último pueblo bajo el viento de los molinos.
Aunque ahora veo un banco frente a una puerta vieja. Es el banco donde ayer estuve sentado, la puerta que se encontraba entreabierta.
¡Lo había encontrado!
El pueblo desconocido es el pueblo de Zoiro, junto a Peñascosa, el lugar donde he estado viviendo mis últimos tres días.

jueves, septiembre 24, 2009

LA COMIDA: ENSALADA DE PASTA


Comer en el camping de Peñascosa no es tan fácil como pudiera parecer.
En primer lugar no tengo escurridor para colar la pasta cocida, tampoco tabla para trocear las hortalizas, ni siquiera hay posibilidad de adquirirlos en la tienda, pues carecen de existencias.
Utilizo la caja de herramientas como improvisada tabla y, en lugar de un calcetín, le hago unos agujeritos con el tenedor a una bolsa de plástico.

Pues bien, continuo con los preparativos y, una vez que tengo disponibles todos los ingredientes, incluyendo los aparatos de cocina, aparecen los gatos.
Los gatos son tres y, al principio, maullan lastimeramente para darme pena, pero viendo que no surte efecto y yo sigo a lo mío, se van aproximando lentamente con la sana intención de robar algo. Les doy una voz pensando en asustarlos, pero, como deben tener bastante hambre, hacen caso omiso a mis conminaciones.
¿Por qué no os vais a cazar ratones y me dejáis tranquilo?.
Ni caso, salvo en Peñascosa, no he visto a ningún felino interesarse por lechugas, zanahorias y tomates. Deben tener mucho hambre.
Hace unos días, con el camping lleno de gente, habría comida en abundancia para tanto gato, pero ahora ha llegado la época de las vacas flacas y los gatos están desesperados.
Como no es plan de tener a estos ladrones merodeando, que me la van a armar en cuanto me descuíde, agarro un palo y reparto golpes por el suelo, a ser posible a una distancia inferior a medio metro de cada uno de los gatos, los cuales se han percatado de que, quizás, me pudieran estar molestando un poco y optan por alejarse.

Una vez resuelto temporalmente el problema gatuno, paso a describir la operación de enjuagar y limpiar de almidón las espirales de pasta.
En efecto, voy provisto del cazo humeante en la mano derecha y de la bolsa-escurridor en la izquierda. Me aproximo a la fuente del agua fría e inicio la primera fase que consiste en añadir agua fría al cazo para que baje la temperatura antes de introducirlos en la bolsa.
Al olor o calor del guiso, un ejercito de insectos voladores, con predominio de moscas y abejas, hacen acto de presencia, sin saberse ni su procedencia, ni sus intenciones.
Como el artefacto escurridor no ha pasado control de calidad alguno, desgraciadamente no desagüa con la suficiente rapidez, más bien lo hace gota a gota. Esta tardanza es aprovechada por los insectos para joderme bastante bien, intentar que sé yo qué y emitir un zumbido colectivo amenazante.
Como yo no suelto mi comida, ni los insectos se alejan de allí, no me queda otro remedio que efectuar unos giros de bolsa-escurridor con objeto de que la fuerza centrífuga incremente la velocidad del agua, al mismo tiempo que recorre el espacio aéreo ahuyentando a sus molestos ocupantes.
Posteriormente, perseguido por los bichos llego hasta el plato donde vuelco a todo correr la pasta, sazono y revuelvo ostigado por el tropel volador que debe estar hambriento.
Huyo en varias direcciones pero no consigo despitarlos.
Por último, me meto en el coche que juzgo único lugar donde podré comer. Tres moscas perseguidoras han conseguido tambien infiltrarse en el interior. El plano de Alcaraz hace las veces de matamoscas. Una muere al comienzo de la avenida de Alfonso VIII, otra en la calle del Postigo, esquina Barrera, la última en la plaza del Tercio.
Sin funerales ni dolor de corazón, a salvo y tranquilo, me como la ensalada de pasta salvada. Está riquísima. No sé si las prisas me han hecho buen cocinero o si tengo tanto hambre como mis enemigos.
Mientras saboreo y mastico lentamente estos alimentos, no me extraña que tantos enemigos quisieran, si no arrebatarmelos completamente, sí, al menos, compartirlos.


DOMINGO


Después de comer y pernoctar en Infantes, mi pueblo y el tuyo (gracias por todas tus atenciones), me dirijo al Parque Natural de la Sierra Cazorla.
Cambio de planes: Ruidera por Cazorla.
Se confirma que el camping Fuente de la Pascuala está abierto como medida de precaución.

Desde Infantes hasta el inicio del Parque, situado en el pantano del Tranco, hay unos 90 km. Hay que tomar la carretera de Montiel hasta Albaladejo, desde allí enlazar con la N-322 en Puente Génave y, por último, tras un rosario de pueblos jienenses se llega a Hornos y al pantano.
Pues bien, cuando llego a Albaladejo y llevo recorrido una tercera parte del camino me encuentro con el siguiente cartel: "CARRETERA CORTADA. PERDONEN LAS MOLESTIAS".

En efecto, la carretera está en obras. Me dicen que lleva algún tiempo así, pero que, por desgracia, todavía le queda mucho más.
Por lo visto tengo que desandar el camino y llegar a Vva. de la Fuente para enlazar desde allí con la N-322.
Nada, una pequeña molestia, el doble de camino por lo menos.

Me pregunto si el corte de carreteras es un novedoso sistema para su reparación.
En ese caso, únicamente he tenido la mala suerte de que empiecen a cortar las carreteras justamente por la que tengo que tomar.
Ya verás que bien lo vamos a pasar, por ejemplo, cuando le llegue el turno a la N-VI, a la altura de Benavente. Todos los gallegos, asturianos, leoneses... tendrán que volverse hacia su destino y tomar por Santander la N-I de Burgos, si quieren llegar a Madrid.
Deberían poner cámaras ocultas de TV para que los televidentes pudieran observar la cara que pone cada dannificado cuando se entere. La realidad, en cuestión de bromas de mal gusto, puede superar a la ficción.

Pues nada, despues de Villanueva, llego a la consabida N-322, pero un indicador me retiene. Alcaraz, el pueblo más bonito de estos contornos, se encuentra a tan solo 7 km.
Cambio apresurado de planes, el palomo en vez de al Norte fue al Sur.Me dirijo por la N-322 a Albacete, en lugar de a Andalucía.
Dentro de nada pasearé por Alcaraz. Allí comeré. ¡No hay mal que por bien no venga!.

(Al cabo de 7 km)

"Alcaraz: ¿Qué te han hecho?."

La villa medieval de Alcaraz es ahora una ciudad límpia, arreglada, donde nada está deteriorado y todo es aséptico para mayor comodidad del visitante.
El único inconveniente de todos estos cambios es que ahora es mucho mejor no ir, mejor dejar que perdure el recuerdo.

Tiene las mismas vistas impresionantes sobre el valle, pero todo el encanto de pueblo antiguo se ha perdido.
Si antes parecía que, a la vuelta de una esquina, podrías encontrar a un monje guerrero, ahora, es de esperar que aparezca un vigilante uniformado velando por nuestra seguridad.

Huyo aterrorizado del nuevo Alcaraz, no si antes pasarme por su inmaculada oficina de turismo donde se me indica un posible nuevo destino: Camping de Peñascosa.

En este Alcaraz, que coman quienes le han pegado el cambiazo.

miércoles, septiembre 23, 2009

VACACIONES















Me voy de vacaciones a las lagunas de Ruidera.
Me voy de acampada y me voy solo.

Dos cosas muy malas, por supuesto, pero ¿cual de las dos es peor?.

A primera vista, parece que es peor irse solo, pero teniendo en cuenta que tengo unos 50 años, dolor de huesos y prácticamente ninguna experiencia, ni material de acampada, la cosa no parece tan clara.

Por la carretera de Andalucía, desde Madrid a las lagunas, canto para que se note que estoy de vacaciones. Como nadie me oye puedo cantar tan fuerte y tan desentonado como quiera. Canto que vendo sardinas muy ricas a 4 euros el kilo. La que quiera comprarlas a 3, que se las compre a otro.

Ruidera es una cadena de lagunas muy apropiada para dar innumerables y tranquilos paseos.
Lo primero que hago al llegar es ir al cajero automático. Desgraciadamente no funciona, así que, como lo principal es la comida, compro para unos 2 o 3 días.

Hay tres camping (Los Molinos, Montesinos y Los Batanes), pero el único que está abierto es el de los Batanes, justamente el que no me gusta. No obstante, que remedio, tendré que acampar allí.

Como he dicho, soy una persona y llevo una pequeña, tienda pero resulta que el camping trabaja por parcelas completas. Es decir que tengo que pagar como si tuviera novia, autocaravana y no sé cuantas cosas más.
Negocio una rebaja.

"Ella me dice que cuatro,
y yo le digo que tres.
Cojo el macuto y me marcho.
¿A dónde?. Eso quisiera saber ... "

Vaya fatalidad de inicio de vacaciones.
Por el momento, ando un poco junto a la orilla de la laguna de San Pedro. La tranquilidad de la laguna me calma.
Posiblemente tenga que ir después a la laguna Salvadora.



miércoles, septiembre 09, 2009

NUEVE




Son las nueve horas
y nueve minutos
del nueve
del nueve
del dos mil
nueve.

Es solo un minuto,
un instante,
aunque, con tanto nueve repetido,
parece que también
todo se repite
nueve veces.

Recuerda, hoy,
cada cosa,
se hace
nueve
veces.

Es el día del nueve.

En nueve mordiscos
se come una manzana,
Son nueve colores
huidos entre las ropas.
Nueve semanas
en la semana del nueve.

Las cosas se hacen
nueve veces.

Nueve veces
te avergüenzas
de tener nueve veces
que volver a mirar
a alguien.

¿A quién?
A unos pares de ojos
nueve veces repetidos
por vivir en la mañana
de los nueve espejos.

Tanto repetir
que parece que vuelve
de nuevo
a empezar
nueve
veces.


Esto es interminable.
¿Es el fin de la numeración?

Nueve equivociones
de camino
y nueve caminos que se pierden,
uno detrás del otro,
sin querer.

Es el día nueve.

Nueve pisos que faltan
por pagar
y por un tobogan se lanzan
nueve nueces al vacío.

En nueve toboganes,
nueve jueces
llegan rodando a nueve suelos
diferentes
donde la hierba está
nueve veces verde.

Recuerda las nueves veces.
Una cosa, nueve nuevas veces.
Son nueve,
nunca diez.

Si se llega a diez,
número redondo,
se jodió.