viernes, agosto 27, 2010

Tu luna





Cada poco
me acerco a la luna
y a sus ojos lejanos,
vigías
de la noche dormida.

La luna que vive
rodeada de sueños
en el mar de la nada,
en las olas de nadie,
en los ojos que brillan.

Cuando miras a la luna
y tu luna te mira.
Tu luna redonda
desde las estrellas,
que refleja tu cara
en sus espejos blancos.

Cuando miro a la luna
callada,
pero en realidad te veo a ti,
sin diferencia.

lunes, agosto 23, 2010

Sueño tuyo

Soy un sueño tuyo
que se levanta por las mañanas
cuando tú te despiertas.

No hago ruido,
ni ocupo mucho tiempo
el cuarto de baño.
Tan solo soy un sueño.

Después voy al trabajo
en el transporte público
(trabajo como sueño
en unos grandes almacenes).
Allí se sueña mucho
y es bueno que estemos
algunos de nosotros.

Sueño que soy
el jefe de los almacenes
y que los demás sueños
se dan mucha prisa
por mi culpa.
Esto lo sueño yo solo, no tú,
que eres de naturaleza bondadosa.
(Un sueño dentro de otro sueño)

Por mi camino saludo
a los dependientes
(¿de qué depende un señor que vende camisas?)
y a los vigilantes de seguridad,
muchos de ellos apaleados,
en vez de soñados
como nosotros.

Y vuelvo
por la noche
a tu sueño.

Tú me sueñas
otra vez
y así me despierto,
casi cuando tú.

¿qué pasaría si
me dejaras de soñar?


(¿o ya lo has hecho?)

miércoles, agosto 18, 2010

La funda del corazón

La funda del corazón
he perdido
con tu corazón
hablando.

Me decía que
vigilara
para con mi corazón
quedarse.

Tu corazón y mi vida,
tu sonrisa y mi palabra.

Atrapábamos el tiempo
que se escurría como el agua.

Cómo si mi corazón
quisiera
lo que gime tu garganta.

Las manos que se van al pelo
y se pasean por la carne.

Nuestros corazones tristes
que solo
nuestros besos calman.

Naces como nace la espuma
sobre la piel rebosándose.

El sol que tiene silencio,
la luna que tiene alma,
estuvieron esta noche
no regresar
planeando.

miércoles, agosto 04, 2010

Paso por ti

A un paso por dar de ti
cualquiera podría
haberse
quedado
luna
esperando.

Porque allí,
donde
los oídos y las cosas
hablan de ti,
las palabras
son el aire de tu vestido.

Recuerdo lo felices que éramos
mientras aparecía,
zas,
el misterio
que quizás
en cada paso
arrastras.

A veces tenía la boca seca
y la voz,
a veces,
se entrecortaba,
como si corazón
por la boca
a los ojos
te mirara.


Ahora que ya formas parte de mi casa
y te deslizas
los días
por el salón
de la ventana,
no sabría distinguir
de lo bella que eres
lo bella que yo
te hubiera
algún día
imaginado.