jueves, diciembre 29, 2011

El abrazo del aire






Te rodean
Como cubiertas de la cebolla
El abrazo del aire,
La vida naciendo en el interior de un huevo,
El vuelo futuro de mariposa enroscada.

La luz se disemina
Con el abrazo del aire,
Se oyen ladridos,
Se acercan las miradas,
Se saltan las vallas.

Va desprendiéndose
el oxigeno
del abrazo del aire.

Y surge desnuda
Sobre la tierra
La equis
O centro
Predilecto
De la piel.

sábado, julio 09, 2011

Un tren metropoliotano

En el ferrocaril
se deslizan
los deseos
sobre un camino de hierro.

Es un tren de verano
aunque oscuro y modesto
pues recorre como corriente
reparadora
las entrañas de la tierra

Viajamos todos solos,
sin amigos salvo nuestros sueños,
pero con necesidades
y con urgencia.
Así, de nuestras vidas,
refugiadas detrás de la música o de los libros,
se alimenta una ciudad moderna.
Mediante esta respiración forzada
que une el centro y la periferia.

Nadie espera en las estaciones,
nadie disfruta ni parece vivo,
acaso unos jóvenes jueguistas
o el bebé que, en los brazos de su madre,
en vez de reir
debiera tener el acceso prohibido.

Su pequeña risa la traslada
el ruido del tren de los trabajos
por las venas o alcantarillas humanas
excavadas en las entrañas de tierra.

viernes, julio 08, 2011

Mujer

En el fondo de cada mujer
hay un pozo que rodean
como las hierbas altas
de la ribera de cualquier lago.

Cada día se baña
la luna
en la oscuridad
que hurden
sus pájaros refugiados.

En las sábanas de una mujer
el destello de
una última estrella
son los ojos.

Pequeño amar
es que el
mar vigilante
se llame mi amor.

jueves, abril 07, 2011

Mundo etéreo

Detrás de la niebla vertida por el aire,
rodeada de paredes inexistentes,
naciendo como se hacen las cosas,
sin ni siquiera un rastro de hálito animal,
allí anda la realidad (desnuda) escapándose.

Nace desaparecida.
De forma líquida,
de sombra gaseosa.
Cruda y sólida como despeñarse las rocas
en el silencio
indeterminable.

En el pecho se acoge su enigmática rueda.

¿Te recordaré cuando ya hayas muerto,
mundo diluido en pequeños signos,
algunos por aparecer?

¿Donde he estado todo este tiempo
hasta oír que venías
y quise encontrarte?

Vivo en el mundo etéreo
de las cosas viejas
y las cosas nuevas
agrupándose.

martes, marzo 22, 2011

Visita al dentista

Ayer fui abandonado a mi suerte por causa del destino.
Me gusta el destino.
Ayer me llevó a la consulta de un dentista.

El destino es como el camino que se sigue, a veces arropado por árboles y otras por el viento. A veces cruzándose con palomares y otras veces con desconocidos.
También es como un río en el que flota una canoa. A veces, al remar se avanza en línea recta, otras veces las paladas son obra del agua.

Para quien no lo sepa, todos los destinos están en cuesta arriba. Si no fuera así, desde la cima, se podría otear el maravilloso paisaje que nos espera.
Ya no se podría imaginar un destino y dejaría de ser tan hermoso.

Mi destino, por tanto, me tumbó en una camilla muy moderna donde un potente foco iluminaba la palidez de mi rostro. Me gusta que el miedo se me acumule en la cara, así me deja libres las manos y también mi sonrosada lengua.
Me concentro en la soledad de los caminos, en el silencioso chapotear de los lentos ríos detenidos bajo un potente foco. Si se pudiera subir toda la cuesta arriba, al final del foco, veríamos a un dentista acompañado de una auxiliar de clínica vestida de verde.

El sudor de la frente, los instrumentos metálicos y los guantes de latex producen sensaciones engañosas sobre mis encías. A veces siento el sabor de la sangre, amargo y dulce, huelo la sangre diluida por tubos de aspiración y agua.
Hay presiones, chirridos, corrimientos de indecisos glóbulos rojos.

Si no estuviera abandonado, podría pensar en ti, pero no sería tan hermoso.
Podría verte manipular la apertura de diafragma, con el dedo en el gatillo del disparador desde la cima de los destinos ya cumplidos.
Pero mi vida no sería tan hermosa.