viernes, noviembre 20, 2009

La maravillosa historia del maravilloso pez luna


El pez luna nació de noche y se mantuvo oculto mientras duró el invierno.
Como era de plata, en el agua parecía como un reflejo más del sol sobre las olas curvas.
Una y otra vez, al pez luna le gustaba saltar hacia el aire en equilibrio para hacerse visible, pero necesitaba respirar dentro del agua, por lo que tenía que hundirse seguidamente hasta las regiones más frías, como le pedían sus tendencias metálicas.

En el fondo del mar también hay olas que mueven las arenas como polvo y arrastran a las más profundas caracolas. En las playas de abajo roza el mar las rocas adonde llega el pez luna en busca de oxigeno puro, como si fuera su refugio.
Quisiera estar sólo contigo dicen las olas inferiores al fondo del mar del pez luna. Debajo de las rocas del fondo del mar quizás existan deslumbrantes tesoros escondidos para nosotros y nuestras playas.
La boca del pez luna merodea las algas o las plantas marinas pero busca sabores más intensos. La boca del fondo del mar se acerca rozando con su aliento asesino las sólidas rocas. Las raíces se hunden aún más en los cúmulos de arena. La boca de la tierra acompaña la sombra del pez de plomo en su elegante paso por el mundo submarino.

Quisiera comer, va diciendo la boca del pez luna y los otros pequeños peces se esconden ante su peligroso paso.
Una extraña sensación negra de tragedia preside la vida del pez luna plateado hasta el momento en que avista el anzuelo.
Un cristal perdido en la tranquilidad del mar, parecido a otro pez luna y voraz, como él mismo.