NO REGARÁS
Caen regularmente las hojas amarillas, sin solución, a la tierra. Se desgaja otro antiguo rayo de luz y barro ya descompuesto. El suelo está regado con gritos ahogados, con sombra de lágrimas necesariamente retenidas.
Las partes se ofrecen para conservar el tallo leñoso que, a veces, de pura debilidad se inclina.
Pero el destino se llama determinación y allí esta puesto su fin último.
En los alrededores está escrito: "No regarás" y detrás de las sombras los cumplidores acechan.
No muere. Espera. Y cuando los años se hayan ido, cuando ya nadie recuerde aquel paisaje y se hayan desvanecido los caminos y las lindes, allí estará, otra vez, todavía esperando la señal.
1 comentario:
Sé como el sauce, que perfuma el hacha del leñador que lo hiere...
Un beso.
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