miércoles, junio 28, 2006

¿CUANDO VUELVES?



Dedicado a Fulanita

Las llaves, cariño, te las dejastes encima de la tapa del piano. ¡Vaya despiste que tienes, guapa!. Te las pongo debajo de la alfombrilla de la entrada por si te pasas cuando ya me haya ido.
He pensado que esta tarde voy a ir al super. Ya tenía yo ganas de hacer una compra en condiciones. Voy a llenar la nevera hasta arriba, como Dios manda. Así, cuando vuelvas, no echarás nada en falta.
Ayer por la tarde me dió el punto de hacer la colada. Tampoco es que sea gran cosa, la puse en la letra "B", según me dijo Maruja. Digo yo que sería que, como tú ya no estás y no echaban nada interesante en la tele, pues algo tenía qué hacer para entretenerme.
También he limpiado un poco. Por cierto, tu ropa la he puesto en la parte izquierda del armario, parecía que por esa zona había más cosas tuyas. No sé si habré acertado.
Bueno, ya sabes, cuando quieras puedes venir a casa, te estaré esperando. Ah!, te advierto, sólo he planchado la ropa que me ha parecido imprescindible. Cómo es tan aburrido, pues tampoco es plan de ser más papista que el papa.
Pues nada, lo dicho, vuelve cuando puedas. ¡Vaya descuido lo de las llaves, eh!. Fulanita, ya sabes que me acuerdo mucho de tí, muchísimo. Pero cuando más me acuerdo es a la hora de apagar la luz.

martes, junio 27, 2006

HIPERSOMNIA



Cada vez me cuesta más trabajo levantarme. Por ahora, desde que suena el maldito despertador, necesito unos veinte minutos para incorporame medianamente al mundo de los despiertos. De los días de fiesta, ni hablamos.
El caso es que cada día que pasa voy necesitando más y más tiempo, pero esto no es todo. Poco a poco, el yo durmiente está aprendiendo a hacer cosas que creía impropias de él. Por ejemplo, puede meterse bajo la ducha en una especie de modorra inconsciente que el agua calentita incluso acentúa. Puede ponerse los calcetines y componer las ataduras de los zapatos entre interminables bostezos, naturalmente con los ojos completamente cerrados. La verdad es que ignoro hasta que punto podrá o habrá llegado ya.
En resumen, el durmiente va avanzando tranquilamente, instalándose en un mundo que no le corresponde y para el cual no está preparado. Tengo que encontrar un freno a tanta invasión. Estas cosas tarde o temprano se acaban pagando muy caro.
Voy a tener que empezar a tomar café antes de salir de casa (ducharme con agua fría me parece demasiado cruel y no creo que lo soportase).
Siempre me he preguntado por qué hay tantas personas aficionadas al café. Cierto que su aroma es muy agradable, cierto que es una estupenda excusa para dejar por un momento el trabajo y reunirse junto a la máquina con el resto de cafeteros. Pero estoy empezando a sospechar otra cosa. Pudiera ocurrir que ellos también fueran durmientes, como yo. Podrían haber sufrido estos síntomas antes que yo. Quizás, todos ellos han estado nesesitando el café durante mucho tiempo, igual que yo lo necesito ahora. Me gustaría averiguarlo. Nunca se sabe cuántas sorpresas pueden guardar los que simplemente se encuentran a un paso.
De todas formas, no creo que el problema sea demasiado grave, entra dentro de la lógica. No tiene sentido que dos mundos tan diferentes como la vigilia y los sueños, estén en contacto permanente sin que entre ellos se produzcan injerencias. Es más, ahora recuerdo que yo estuve también en el otro bando, en el bando de los insomnes, los que toman pastillas. Fue durante unas semanas, los días que precedieron a una boda. Debía de estar muy preocupado, tanto que casi no podía conciliar el sueño. Pero esto es ya muy lejano, aunque viendo los resultados, como ahora puedo verlos, la verdad es que no era para menos.

jueves, junio 15, 2006

HA LLOVIDO


Los cristales están húmedos, fuera ha llovido. Una pequeña tormenta ha renovado el aire aunque resiste un sustrato de gas. Fuera ha llovido, el día de ayer ha desaparecido. Se ha evaporado como vaho.
En una pira de fuego algunas tablas viejas están consumiéndose. El humo sube desde el descampando donde la piedra caliza se confunde con la tierra. Unos obreros se han juntado alrededor como si fueran un pequeño pueblo, como si tuvieran que cruzar, durante años, un desierto.
Antes estaban esparcidos por la calle como si fueran madera.
Fuera ha llovido sobre un montón de leña que ardía movida por el aire. Las gentes abrían sus paraguas al salir del Metro, dispersándose. Las gentes se acomodan la ropa y caminan erguidos sobre sus negros zapatos. La gente se renueva como el aire después de una tormenta. Nunca se termina la gente. La nueva gente vuelve a ir a las tiendas, a los trabajos. En sus caras tomadas por la luz, bajo la lluvia, se descubre un cruce, la duda de un segundo.
Fuera ha llovido. Ayer no existe. Estamos tan preocupados que nos movemos en todas las direcciones posibles.

miércoles, junio 14, 2006

JABÓN


Necesito jábón.
Para los brazos,
para las piernas,
para la espalda,
para frotar con el jabón
el pecho,
la barriga,
el interior de los muslos,
para frotar el cuello de los muslos,
las pequeñas orejas,
la cara de los muslos.
Necesito jabón,
jabón homeopático,
jabón redondo,
para ir al parque,
a los entrenamientos,
a las reuniones,
a las sacristías de visita,
a los toros de visita,
a los bares de visita,
a las bodas, a los cumpleaños.
Que limpie,
que huela,
que sea suave,
que se me escape de las manos.
Necesito que cárceles enteras de jabón
exploten y caigan despacio
como si fueran fuegos de artificio
sobre mí.

A las puertas de la muerte



A los pájaros aventureros,
a los padres primogénitos,
al dictado del corazón,
al mismo amor,
a las puertas de la muerte:
que te abran
como un blog,
que te indiquen las horas,
que te aten el cuerpo,
que te suban al coche
como una muñeca
de porcelana de las que tanto te gustan,
para que indiques,
para que subas,
para que ates,
para que abras
...
pero que no te hieran
porque, a las puertas de la muerte,
se sangra.

La noche siguiente





Tú, ya no eres tú,
que has crecido
como los crisantemos y la crematofobia.

Me han dicho algunas cosas,
pero no me atrevo a decirlas todavía.

Te recuerdo. Cuando te miro
te recuerdo así,
de tu forma.

Yo también digo cosas,
pero tampoco.

No debería mirarte,
pero así, te recuerdo.
Si no te miro, no te recuerdo tanto.

La noche siguiente es lo mismo
que la misma noche.

PEZ ESPADA



Un niño, una vez, tenía corazón de pez.
Nadaba, subía hacia arriba con su cola grisácea,
pero era por la fuerza de su sal de pez.
El mar, que lo sabía,
le buscó una estrella azul,
azucarada.
Y el pez, que ya no era niño,
le mandaba burbujas,
que eran como palabras, pero eran redondas.
Los peixes y las estrellas
no muerden casi nunca los anzuelos,
pero los pobres caen en las redes.






viernes, junio 09, 2006

AYER TARDE


Durante la tarde de ayer estuve pensando lo que haría en la tarde libre de hoy. Tener una tarde completamente libre es algo que a veces sucede, para nuestro bien.
En toda una tarde se pueden hacer multitud de cosas, todas ellas igual de apetecibles. Es casi un problema. Elegir algo supone rechazar aquello otro. Hay que sopesar cada opción en su justa medida. Lo mejor es imaginar las diferentes tardes posibles y, al final, quedarse con la más prometedora.
En realidad, la tarde de hoy ha llovido. No entraba en los planes, pero carece de importancia.
Me recuerdo con la sonrisa puesta, en un abarrotado parque, consultando catálogos y preguntando a atareadísimos libreros que se esforzaban por aparentar que conocían cada detalle de su inabarcable caseta. ¡Cuánta amabilidad derrochan los informadísimos libreros!
Es tan real, tan instructivo.
O también, muy callado, mirando fijamente el escenario donde, a gente desconocida, le suceden todo tipo de peripecias que a ellos les parecen como si tal cosa, despachándolas con tanto descaro que te hacen reír.
!Qué bien me lo pasé¡ Toda la tarde sin parar. Si no lo estuviera recordando me parecería mentira que hubiera ocurrido.
Me parece que lo volveré a repetir, al menos una vez a la semana.
He de conseguir tener una tarde completamente libre al menos cada semana.
Lo dicho. La tarde de ayer fue memorable.

miércoles, junio 07, 2006

ORGANIZADOS



He de reconocer que
quiero vivir en la
calle, pero que
no me atrevo. Todos a la
calle.
1200 durmiendo la
primera noche en la
calle.

Porque no
hay casas, no
para tí. Vayámonos a dormir a la
calle. 27000 la
segunda noche.

La
televisión, la
prensa se hace eco de la
noticia. Se descubre que
estaban organizados.

Quedémonos a vivir siempre en la
calle.

Millones de personas desde siempre duermen en la calle.

EN TÍ


Siempre que pienso en ti
estás desnuda
como los perros, las plazas vacías,
como los árboles
y también te ríes y mueves el pelo
con los maravillosos ojos pálidos.

Cuando yo pienso en ti,
estás sedienta
como los ríos, la sal,
las mujeres prostitutas.
Yo, como te quiero tanto,
te doy la mano, la que desea
coger tu cuello, tu pelo,
los maravillosos olmos de tu alma cándida.

Yo, cuando pienso en tí,
soy una flecha, una carta,
un pequeño viaje
desnudo, con sed,
negro, avariento,
como las ataduras de las garras.

viernes, junio 02, 2006

LAS CASAS.




Las casas son caras.
Las casas están vacías.
Son enormes,
son cuadradas.
Nunca ganaré bastante.
-
Yo quiero vivir en tu casa.
-
Es pequeñita, coqueta,
redonda,
tiene la puerta
a la calle
que se llega
por la cuesta
de un repecho.
-
Da miedo no tener casa
y andar
vagando
con la lluvia
tras el viento,
hasta que me acerco
al tejado
que hay alzado
en la yema
de tus dedos
-
Las galerías de las casas,
los ventanales, las rejas,
los metros de comedor.
-
A veces se duerme en mi casa
con el balcón sobre el cuello.

FLORES




Mateo: ¡Qué flores más bonitas!, todavía siento su agradable olor mientras caían. No te preocupes por lo que diga la gente, regalar flores es un gesto maravilloso, debes sentirte orgulloso de lo que hiciste, de tu sensibilidad. Nos estabas enseñando.
Sin verdadero amor no se puede sonreir a la muerte.
Un joven príncipe también se casó hace poco. Debe estar triste. Nadie tuvo el mínimo detalle con él. Yo creo que tampoco hacía falta que fueran tan valientes como tus despiadadas flores envenenadas.
Ya sé que pagaste, que volviste el arma contra ti mismo antes de entregarte, pero fuiste injusto, compañero asesino. Hay quien piensa que no puede haber dignidad en una matanza.
Salud , Mateo M., tienes un precioso nombre aunque tenga una 'M'. Cuando alguien me diga lo que tengo que hacer pensaré mucho en ti.