jueves, agosto 30, 2007

LA LARGÍSIMA HISTORIA DE INDALECIO PÉREZ

Cuando Indalecio Pérez llamó a su bisnieto para que le trajera la garrota y poder levantarse, éste se negó a acudir hasta que no se le llamara por su verdadero nombre: Juan F. Gadea. El bisabuelo, con grandes esfuerzos, se incorporó sin su ayuda y lentamente se acercó hasta el pequeño Indaleciete, al que tomó en sus ya cansados brazos.
Así, con mucha paciencia, le intentó explicar como su familia, que era mucho más antigua que el mismo suelo que pisaban, estaba muy orgullosa de todo lo que había sido hasta ahora y, por ello, tenía sus propias tradiciones. Una de ellas era que todos los hijos varones primogénitos, como él, siempre se habían llamado Indalecio Pérez y así seguiría ocurriendo año tras año, quizás le pareciese un pequeño detalle sin importancia, pero ya lo entendería más adelante.
"Algún día, dentro de mucho tiempo, cuando yo haya muerto, tú mismo, tendrás esta misma conversación con tu propio hijo y os acordareis de mí y de todos los Indalecios Pérez que me han precedido, pues somos uno la continuación del otro, y por eso hemos de llevar también todos el mismo nombre."

El muchacho, que permaneció todo el tiempo atento, callado y serio como la ocasión merecía, le dijo que eso había cambiado recientemente y que ahora, en la escuela, todos se llamaban Juan F. Gadea, lo cual era mucho más ventajoso, ya que en la lista de las notas cada uno podía elegir la que quisiera, ya que no había forma humana de saber qué Juan Gadea había sacado un diez y cual había sacado un cero.

Así fue como Indalecio Pérez, a sus 78 años, conoció como se impone la velocidad de los cambios en la era moderna y cómo es necesario súbitamente adaptarse a esta vertiginosa evolución.

Para conocer la historia de esta antigua familia hay que remontarse hasta la época de quien fuera su fundador, Indalencio Fernández, campesino y vecino de la aldea de la Moralexa, propiedad del condestable Don Fernando Sánchez, caballero de la Orden de Santiago y adelantado de Castilla.
Pues bien, el tal D. Fernando vino a morir un día, sin que se conozcan más detalles ni referencias, dejando sus títulos y posesiones en herencia a un hijo suyo que tenía, Pero Fernández, entre las cuales propiedades se encontraba Indalencio Fernández, el fundador de la familia, que pasó a llamarse Indalecio Pérez, que significa propiedad o vasallo de Pero.
Hubiera continuado la rama familiar de los Indalecios con estos funestos cambios de apellidos hasta la actualidad, si no hubiera tenido D. Pero Fernández la brillante idea de colocarle a su vástago su propio nombre, por lo que vino a ser llamado Pero Pérez, repitiendo éste a su vez lo mismo y, así, sucesivamente, de generación en generación, lo cual fue también imitado fielmente por sus más leales vasallos, la saga de los conocidos, hasta el día de hoy, como Indalecio Pérez e hijos.

Esta emocionante historia se encontraría peligrosamente amenazada si, Indalecio Pérez, de 78 años de edad, que conocía sus derechos, amparándose en el articulo 45 de la Ley del Registro Civil, no hubiera escrito al Defensor del Pueblo, cargo que en ese momento ostentaba D. Enrique Mújica Herzog, más conocido en Fuencisla como D. Juan F. Gadea, el cual, al cabo de ochocientos veinte siete días le contestó de la siguiente manera: “Aunque es bien cierto que el art. 45 de la LRC asigna a la autoridad paterna la elección del nombre de todo recién nacido, una autoridad superior, dentro de las instituciones del estado, puede revocar posteriormente tal denominación, ajustándose plenamente a derecho y salvaguardándose la libertad individual, mediante la adición de cuantos nombres y apellidos se quieran emplear hasta completar la suma total de una docena”.
También, y como medida excepcional, se ha autorizado a tan admirable familia a incluir un adjetivo para la diferenciación puntual de identidades. Así, su bisnieto, su nieto, su hijo, su padre, su abuelo y hasta él mismo podrían muy bien llamarse, por ejemplo, Juan Fuencisla Gadea de Todos los Santos e Indalecio Pérez, Cuarenta y Siete, variándose el último apellido numérico con el cardinal que, según el orden de antigüedad, a cada cual, le correspondiera.


D. Enrique Múgica, efectuando complicados cálculos, siempre bajo la jurisprudencia y en defensa del pueblo.

lunes, agosto 20, 2007

PROTESTAS CALLEJERAS EN FUENCISLA

Los festejos en homenaje al Señor Anónimo han traído la discordia y múltiples protestas contra las autoridades fuencislenses, que no esperaban un clima de animadversión de tanta envergadura.
Aunque bien es cierto que un porcentaje elevado de la población se sumó y participó en los actos anónima y entusiastamente, otro porcentaje, no menos importante, ha manifestado el tremendo malestar que ha ocasionado este homenaje, debido al tratamiento privilegiado adoptado sobre la persona del Señor Anónimo, considerándolo flagrante agravio comparativo.
El alcalde y sus concejales más leales, bastante desconcertados, se encuentran reunidos como Gabinete de Crisis en el Ayuntamiento desde hace días intentando encontrar una salida airosa al desaguisado, mientras en las calles arrecian comentarios, críticas y protestas. Los descontentos exigen la dimisión inmediata del pleno, así como homenajes para todos y cada uno de los fuencislenses vilipendiados comparativamente frente al Señor Anónimo.

El señor cura párroco, intentando serenar los ánimos, en su homilía, ha explicado la trayectoria del Señor Anónimo en Fuencisla y las muchas y meritorias obras que le son atribuibles. En efecto, históricamente, desde los primitivos asentamientos neolíticos de los que tenemos constancia arqueológica, pasando por las épocas de dominación romana, visigótica y musulmana, cuando no durante las etapas gótica, renacentista, etc..., prácticamente todas las obras fuencislenses, salvo contadas excepciones, fueron efectuadas por personalidades anónimas, nombres olvidados, artistas desconocidos y, en resumen, puede decirse que toda la villa de Fuencisla es una obra atribuible completamente al Señor Anónimo, quien no sólo se ha hecho acreedor de este pequeño y simbólico homenaje, sino a quien se le debería agasajar de muchas y muy diversas maneras y, sobre todo, con muchísima más admiración y frecuencia.

Estas sensatas palabras, sin embargo, han espoleado más, si cabe, los heridos sentimientos de la descontenta población fuencislense que, anónimamente, ha replicado:

¿Cómo se llamaban quienes nos lanzaron grandes proyectiles durante la pasada Batalla de Fuencisla?
¿Acaso no es, también, el Señor Anónimo culpable de grandes atrocidades?

Concluyendo, con el siguiente griterío, totalmente fuera de tono:
¿Quién va a perseguir a nuestro Cura Párroco hasta que no se retracte públicamente de esta ignominiosa homilía?


En efecto, el Señor Anónimo, en ese momento, visiblemente enojado y sin considerar el santo lugar en que se encontraba, ha volcado la pileta del agua bendita, ha arrollado cirios, cruces y otros objetos de culto y, seguido por muchos anónimos fuencislenses, se ha lanzado ferozmente contra el religioso.


Se investiga para descubrir a la instigadora de los disturbios.



Perseguido por muchos, el Señor cura párroco, haciendo gala de una agilidad impropia de su edad, ha huido a través de la sacristía hacia el Ayuntamiento donde, protegidos ya por la Guardia Civil, se encontraban sus secuaces, el Gabinete de Crisis, cuyos nombres son de todos conocidos, y que, desde ahora, forzosamente, cuenta con un odiado miembro más.

La presencia del religioso en el Gabinete ha traído luz a las deliberaciones. Después de solicitar la bendición y la protección de Santa Gadea, se ha decidido que el antiguo Señor Anónimo se llame, de aquí en adelante, Juan Fuencisla Gadea de Todos los Santos, y así conste en todos los documentos y archivos donde aparezca. Además, se declara que el pasado homenaje nunca se efectuó para agasajar a la anónima y cruel persona cuyas atrocidades desde siempre Fuencisla ha padecido, sino a este nuevo personaje, personificación de todos los fuencislenses de bien que aman, trabajan y lucharon por Fuencisla y su nevada bandera.

Por último, el Gabinete de Crisis hace saber:

que todos los fuencislenses, incluyendo sus plazas, museos, etc..., a partir de ahora, pasan a llamarse como primer nombre Juan Fuencisla Gadea de Todos los Santos y ..., añadiendo a continuación el nombre que hasta ahora venían utilizando habitualmente..

Por lo tanto, todos fueron homenajeados, digna y cumplidamente, por lo que no ha lugar a quejas, ni agravio comparativo alguno.
No sabemos el efecto que esta nueva medida provocará sobre los caldeados ánimos fuencislenses, aunque nos tememos que este cambio general de nombres no será, en absoluto, del agrado de todos.

jueves, agosto 16, 2007

LA LLEGADA DEL SEÑOR SIN NOMBRE A LA VILLA DE FUENCISLA

El señor Anónimo, posiblemente acompañado de su señora y quizás de alguno de sus hijos, visitó ayer, día 15 de Julio, la ciudad de Fuencisla tal y como nos había prometido.
La elección del día no puede, ni debe, adjudicarse enteramente a la casualidad, sino que ha de tratarse como una elección premeditada, ya que, justamente el día en que se celebra la festividad de la Asunción de Ntra. Señora, ha querido el señor Anónimo ascender hasta las altas cotas de Fuencisla resaltando, de este modo, el paralelismo entre ambos acontecimientos.

El pueblo de Fuencisla, ante tan ilustre visita, no podía permanecer como mero espectador, sino que ha vestido sus más distinguidas galas y se ha esforzado en recibir y acoger al visitante, tal y como sus merecimientos y nuestras arraigadas costumbres hospitalarias lo exigían.

He de dejar constancia que el primer contacto que el Señor Sin Nombre mantuvo con nuestra villa se realizó a través de esta página, lo que nos llena de orgullo a los fuencislenses encargados y responsables de ella.

Comité de recepción reunido en plena programación de actividades, antes de la ejecución de los hechos . Simbólicamente se dejó una silla vacía en memoria del Señor Anónimo. Así mismo, una persona asistió como público al pleno, manteniéndose tenazmente en su puesto hasta la conclusión del mismo.

A las once de la mañana, en la plaza Mayor de Fuencisla, se organizó una sencilla, pero emotiva, ceremonia de recepción, a la cual acudió masivamente la población de Fuencisla, así como un buen número de personas desconocidas que, ocasionalmente, se encontraban en la villa. Entre ellos, sin duda, anónimamente, observando y disfrutando de todo, se encontraba el ilustre visitante a quien se homenajeaba.




El evento fue amenizado musicalmente por la banda de música “Santa Gadea”, la cual, ante la insistencia del público, se vio obligada a interpretar varias veces consecutivas su obra más conocida: el famoso Himno de Fuencisla, del maestro Vitore de Fuencisla.
Cada interpretación fue entusiastamente vitoreada, en honor al nombre de su autor, llegando a emocionarse tan vivamente el espíritu de muchos de nosotros que el esbozo de tímidas lágrimas llegó a asomarse por las rendijas de los brillantes y fuencislenses ojos.
Sin duda, el noble, pero comedido, corazón del Señor Anónimo también vibró conmovido y contagiado por estas innegables muestras de lealtad, aunque lo hiciera, como de todos es sabido, de manera anónima y reservada.

Posteriormente, un representante del comité de recepción y festejos leyó una nota de agradecimiento y bienvenida dirigida a nuestro invitado, anunciando el horario de los actos conmemorativos que, como muestra de respeto y admiración, se habían organizado:

14:00 Tapeo por las tabernas y bares de la localidad.
15:00 Comida de confraternización.
16:00 Siesta
17:30 Visita a los Centros Institucionales más representativos de la localidad: Ayuntamiento de Fuencisla, Parroquia y Presa de Santa Gadea, Cuartel de la Guardia Civil, Polideportivo Municipal, Museo de la Batalla de Fuencisla, Centro de Salud, Instituto de Enseñanza Media Don Francisco de Fuencisla, Mercado de Abastos, etc...
20:00 Inauguración del monumento dedicado al Señor Sin Nombre, conjunto escultórico esculpido por el artista F.L.P, el cual solamente ha firmado con sus iniciales, debido a su interés por permanecer en el anonimato como la ocasión lo requería.
22:00 Verbena y bailes populares.


Con el ánimo de preservar la identidad del ilustre visitante sin menoscabar nuestras ansias de agasajarle e invitarle, se cocinó un pisto multitudinario para más de 2000 personas, regado con caldos de la localidad, que pudieron saborear anónimamente cuantos quisieron y se hallaban presentes.
Así mismo se decretaron jornadas de puertas abiertas en todos los centros públicos fuencislenses de interés ya mencionados anteriormente, los cuales pudieron ser visitados gratuitamente por todas las personas que lo consideraron oportuno, siendo atendidas todas ellas con grandes muestras de respeto y distinción.

Por último, puntualmente, se inauguró el monumento dedicado al señor Anónimo descubriéndose la placa conmemorativa que recordará por siempre su visita. La cinta, blanca como nuestra bandera, fue cortada por uno que pasaba por allí.
La obra, bien concebida y dimensionada, consta de un enorme pedestal del cual se han retirado tanto al caballo como al caballero, ambos de bronce, que desde tiempo inmemorial lo ocupaban.
Después de un tiempo, caballo y caballero volverán a su lugar, especialmente si nos visita algún importante mandatario del cual se conozca que tuvo algún antepasado que solía montar a caballo.

lunes, agosto 06, 2007

HALLADOS LOS RESTOS MORTALES DE DON FRANCISCO

Después de muchas y laboriosas búsquedas por las capillas, criptas y tumbas de Fuencisla han sido, por fin, hallados los restos mortales del nobilísimo escritor barroco Don Francisco, señor de Salvatierra e hijo muy predilecto de la villa de Fuencisla.
El poeta y dramaturgo fue muerto y enterrado en ésta, nuestra localidad, en el año de 1645, según lo prueban numerosos documentos antiguos custodiados con tal celo en el magnífico archivo de la villa, que es muy difícil, por no decir imposible, tener acceso a los mismos, cuanto más ser capaz de descifrarlos.
Ya en aquellos remotos años, estamos hablando de la segunda mitad del siglo XVII, los fuencislenses nos preguntábamos dónde se hallaría tan importante cadáver. La búsqueda ha resultado de una dificultad extrema, solo superada tras enormes y tenaces esfuerzos investigadores a través de los siglos, pues, aunque se conocía con certeza la existencia de estos restos, no se sabía en qué lugar de la villa reposaban exactamente. Además, la prueba del ADN no era aplicable en este caso, ya que no existen descendientes directos del famosísimo finado, aunque, en contrapartida y con total garantía, sí son de aplicación la prueba del Carbono 14, así como diversas técnicas de medición y observación de huesos.
Para localizar estos restos mortales, qué digo mortales, estos inmortalísimos restos, pues la fama de Don Francisco perdurará a través de los tiempos, ha sido necesario examinar cuántos esqueletos se hallaban enterrados en las sepulturas más distinguidas de Fuencisla. Se han estado estudiando todos los huesos que han ido apareciendo tras las innumerables excavaciones hasta dar con uno sospechoso, el de un varón de unos 65 años, cojo del pie derecho y muerto alrededor de 1645.
Las coincidencias de las características físicas de este hueso, con tanto ahínco buscado, con las que debió poseer el noble Don Francisco, resultan tan asombrosas que no dejan lugar a ninguna duda.
A partir de este primer hueso se han ido encajando uno tras otro hasta localizar la cifra de más de una decena de huesos franciscanos. Todas estas relíquias, una vez introducidas en una magnífica urna acristalada serán expuestos para admiración del mundo. Cualquier visitante en su sano juicio podrá contemplar con sus propios ojos tan preciado tesoro.

Restos de D. Francisco, no hay duda. Obsérvese el brillo y la fina texturas de estos inmaculados huesos.

Tras el feliz hallazgo, el Ayuntamiento de Fuencisla ha dado por bien empleados los cuantiosos gastos ocasionados, ya que los ingresos que se recauden con los visitantes que vengan superarán en mucho lo gastado en la contratación y manuntención de los investigadores. Incluso se está pensando en reanudar de nuevo las investigaciones para, de todo el material extraído, identificar doce o catorce nuevas personalidades, aunque naturalmente de menor enjundia que D. Francisco, que pudieran acompañarlo en un numeroso e hipotético panteón de muertos ilustres que hiciera las delicias del público asistente.

También y con ideas democratizadoras, se ha decidido que, una vez conseguido el ADN del famoso autor, cualquier fuencislense que lo desee, por un precio razonable, puede comprobar si es descendiente directo del famoso escritor, pues se sospecha que, bien mirada la noble condición de Don Francisco y la licenciosa vida artística que solían llevar los antiguos dramaturgos barrocos, piénsese en Lope de Vega, muy bien pudo, a pesar de su cojera, mantener comercio carnal hasta empreñar a algunas de nuestras más lozanas doncellas, mediara, o no, contraprestación económica compensatoria.
Los huesos de todos los descendientes que se localicen convenientemente pulidos y lacados también se pondrían exponder en el mausoleo de Don Francisco para darle al edificio la suntuosidad mortuoria que a todas luces se merece.