sábado, julio 09, 2011

Un tren metropoliotano

En el ferrocaril
se deslizan
los deseos
sobre un camino de hierro.

Es un tren de verano
aunque oscuro y modesto
pues recorre como corriente
reparadora
las entrañas de la tierra

Viajamos todos solos,
sin amigos salvo nuestros sueños,
pero con necesidades
y con urgencia.
Así, de nuestras vidas,
refugiadas detrás de la música o de los libros,
se alimenta una ciudad moderna.
Mediante esta respiración forzada
que une el centro y la periferia.

Nadie espera en las estaciones,
nadie disfruta ni parece vivo,
acaso unos jóvenes jueguistas
o el bebé que, en los brazos de su madre,
en vez de reir
debiera tener el acceso prohibido.

Su pequeña risa la traslada
el ruido del tren de los trabajos
por las venas o alcantarillas humanas
excavadas en las entrañas de tierra.