jueves, mayo 18, 2006

ADÓNDE FUISTE?




Una vez pasaste junto a mí. Era domingo. Era verano.
Escuché cómo te ibas acercando. Los ruidos superfluos desaparecieron y, en su lugar, se instaló el sonido crujiente de tus tacones sobre el empedrado. No sabía en qué momento me alcanzarías, así que retuve el aliento aunque todavía no estuvieras al lado. Después de pasar, te seguí con la mirada, ávido, hipnotizado, pero..., curiosamente, ya había dejado de oirte.
No creo que sospeches nada de esto porque nunca te lo he contado.

¿Adónde ibas?
Ibas sola, ibas rápido, tu bolso se movía como un péndulo, un pañuelo claro rodeaba tu cuello.
Creo recodar que, antes de llegar adónde yo estaba, saludaste a alguien, a alguien que no estaba cerca porque alzaste la voz, pero no te entretuviste casi nada. Fue un saludo rápido, como decir un nombre y ya está. Quizás acompañaste el saludo con algún gesto de la mano, pero no pude verlo.
Te perdiste por la esquina del estrecho, por donde se llega a la iglesia del Remedio.
¿Adónde fuiste aquella mañana ? ¿Qué lugar habrá más allá de la iglesia adonde hayas tenido que ir tan deprisa aquel domingo?
Muchas veces he querido preguntarte. ¡Estabas tan guapa, ibas tan segura!.
A lo mejor ya no te acuerdas. Si te lo preguntase, quizás, ¿Qué mañana de domingo?, me dirías extrañada.
Han pasado tantos domingos desde entonces. Tantas mañanas paseando, tantos pañuelos claros y bolsos oscilantes.
¿Por qué no te seguí?. No tenía nada que hacer. Hubiera sido tan fácil. No me conocías, ni siquiera sabías que yo existía.
Pero no había ninguna razón para seguirte. Yo no sigo a la primera chica que pasa a mi lado y me quedo mirándo embobado en medio de la plaza.
Bueno, ya está hecho, no tiene remedio. Casi estoy orgulloso de no haberte seguido. Si fuese hoy ese día, tampoco te seguiría. Te dejaría que fueras adónde tengas que ir, aunque no me guste, aunque nunca hayas debido de ir y yo hubiera podido impedirlo. ¿Acaso no eres libre?. Libre como el viento rozando tu pañuelo. Como el bolso bailando alrededor de tu cuerpo, como aquella magnífica determinación en tu rostro que te llevaba.

2 comentarios:

Cobre dijo...

Y pq no se lo preguntaste? pq no le dijoste nada¿? si tanto te hipnotiza..... el silencio es malo.

Bonito post.

Mujeres a escote¿? mmmm.. no sé si me termina de convencer, pero gracias por la contribución!!.

Un saludo

Asir dijo...

Sí, se me ocurrió ese nombre y como el silencio es 'malo', lo dije. Pues bien: He recibido respuesta (incluso me han dado las gracias).
También me gustaría saber dónde fue aquella mañana. Es cierto, se lo puedo preguntar, pero ¿y si me responde sinceramente? ¿y si me agracede que se lo haya recordado?.

Un saludo, Cobre.