HALLADOS LOS RESTOS MORTALES DE DON FRANCISCO
Después de muchas y laboriosas búsquedas por las capillas, criptas y tumbas de Fuencisla han sido, por fin, hallados los restos mortales del nobilísimo escritor barroco Don Francisco, señor de Salvatierra e hijo muy predilecto de la villa de Fuencisla.
El poeta y dramaturgo fue muerto y enterrado en ésta, nuestra localidad, en el año de 1645, según lo prueban numerosos documentos antiguos custodiados con tal celo en el magnífico archivo de la villa, que es muy difícil, por no decir imposible, tener acceso a los mismos, cuanto más ser capaz de descifrarlos.
Ya en aquellos remotos años, estamos hablando de la segunda mitad del siglo XVII, los fuencislenses nos preguntábamos dónde se hallaría tan importante cadáver. La búsqueda ha resultado de una dificultad extrema, solo superada tras enormes y tenaces esfuerzos investigadores a través de los siglos, pues, aunque se conocía con certeza la existencia de estos restos, no se sabía en qué lugar de la villa reposaban exactamente. Además, la prueba del ADN no era aplicable en este caso, ya que no existen descendientes directos del famosísimo finado, aunque, en contrapartida y con total garantía, sí son de aplicación la prueba del Carbono 14, así como diversas técnicas de medición y observación de huesos.
Para localizar estos restos mortales, qué digo mortales, estos inmortalísimos restos, pues la fama de Don Francisco perdurará a través de los tiempos, ha sido necesario examinar cuántos esqueletos se hallaban enterrados en las sepulturas más distinguidas de Fuencisla. Se han estado estudiando todos los huesos que han ido apareciendo tras las innumerables excavaciones hasta dar con uno sospechoso, el de un varón de unos 65 años, cojo del pie derecho y muerto alrededor de 1645.
Las coincidencias de las características físicas de este hueso, con tanto ahínco buscado, con las que debió poseer el noble Don Francisco, resultan tan asombrosas que no dejan lugar a ninguna duda.
A partir de este primer hueso se han ido encajando uno tras otro hasta localizar la cifra de más de una decena de huesos franciscanos. Todas estas relíquias, una vez introducidas en una magnífica urna acristalada serán expuestos para admiración del mundo. Cualquier visitante en su sano juicio podrá contemplar con sus propios ojos tan preciado tesoro.
Tras el feliz hallazgo, el Ayuntamiento de Fuencisla ha dado por bien empleados los cuantiosos gastos ocasionados, ya que los ingresos que se recauden con los visitantes que vengan superarán en mucho lo gastado en la contratación y manuntención de los investigadores. Incluso se está pensando en reanudar de nuevo las investigaciones para, de todo el material extraído, identificar doce o catorce nuevas personalidades, aunque naturalmente de menor enjundia que D. Francisco, que pudieran acompañarlo en un numeroso e hipotético panteón de muertos ilustres que hiciera las delicias del público asistente.
También y con ideas democratizadoras, se ha decidido que, una vez conseguido el ADN del famoso autor, cualquier fuencislense que lo desee, por un precio razonable, puede comprobar si es descendiente directo del famoso escritor, pues se sospecha que, bien mirada la noble condición de Don Francisco y la licenciosa vida artística que solían llevar los antiguos dramaturgos barrocos, piénsese en Lope de Vega, muy bien pudo, a pesar de su cojera, mantener comercio carnal hasta empreñar a algunas de nuestras más lozanas doncellas, mediara, o no, contraprestación económica compensatoria.
Los huesos de todos los descendientes que se localicen convenientemente pulidos y lacados también se pondrían exponder en el mausoleo de Don Francisco para darle al edificio la suntuosidad mortuoria que a todas luces se merece.
2 comentarios:
No he entendido muy bien esto: "Cualquier visitante en su sano juicio podrá contemplar con sus propios ojos tan preciado tesoro". Es decir, que yo que me tengo por poco juiciosa no voy a poder verlos??? ¡jo!
Si, podrás verlos materialmente, pero posiblemente no alcances a contemplarlos como el verdadero tesoro que son. Para ver restos inmortales en todo su esplendor es necesario poseer una visión del mundo parecida a la de un juez, cuanto más infalible mejor.
Thalata, ver tesoros donde hay huesos es un arte que se adquiere tras largos años de mucha sabiduria.
Creo que deberías empezar a juzgar a la gente, de esta manera adquirirás ciertos juicios a tus espaldas y, poco a poco, podrás admirar nuestro tesoro.
Besos.
Publicar un comentario