martes, octubre 17, 2006

ESPEJO




Miré al hombre del espejo.
Estaba cansado,
algo triste
o viejo.
Mucho tiempo había pasado
desde sus primeros
y únicos sueños.
Se puso serio, como siempre;
aunque quería,
se notaba lo difícil
que le resultaba,
mantener la dignidad
y las apariencias.

Pero entonces el hombre del espejo me miró
y, como era yo,
levantó su pequeño puño,
que no era gran cosa,
aunque chorreaba
colores rojo y negro.
En realidad,
el hombre del espejo,
(fracasado, algo feo,
despreciado, bastante solo)
era
justamente
lo que desde siempre
había querido ser.

Le dije: salud, compañero.
Y me dijo:
Primero ella.
Recuerda,
no sé por qué,
pero,
me lo han dicho:
primero ella.

Por Dios, no utilices
este mismo espejo para,
levantándote
quince minutos antes,
ponerte guapa
y después ir al gimnasio.
Te lo pido.

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