miércoles, junio 14, 2006

PEZ ESPADA



Un niño, una vez, tenía corazón de pez.
Nadaba, subía hacia arriba con su cola grisácea,
pero era por la fuerza de su sal de pez.
El mar, que lo sabía,
le buscó una estrella azul,
azucarada.
Y el pez, que ya no era niño,
le mandaba burbujas,
que eran como palabras, pero eran redondas.
Los peixes y las estrellas
no muerden casi nunca los anzuelos,
pero los pobres caen en las redes.






3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los únicos peces que siguen la corriente son aquellos que están ya muertos...
Pobre niño pez...no es posible que encuentre a una niña pez y decidan hacerse pájaros y volar?

Asir dijo...

Claro que sí.
Mi niña pez se parece a un águila, pero a mí me da más miedo.
A los pájaros peces, entre las nubes oscuras, les falta un poco el propio aire. Lo compensan apretando con fuerza su garra.
Me ha encantado tu comentario, igual que tu blog.
Salud.

Anónimo dijo...

:D Muchas gracias!!!