viernes, junio 09, 2006

AYER TARDE


Durante la tarde de ayer estuve pensando lo que haría en la tarde libre de hoy. Tener una tarde completamente libre es algo que a veces sucede, para nuestro bien.
En toda una tarde se pueden hacer multitud de cosas, todas ellas igual de apetecibles. Es casi un problema. Elegir algo supone rechazar aquello otro. Hay que sopesar cada opción en su justa medida. Lo mejor es imaginar las diferentes tardes posibles y, al final, quedarse con la más prometedora.
En realidad, la tarde de hoy ha llovido. No entraba en los planes, pero carece de importancia.
Me recuerdo con la sonrisa puesta, en un abarrotado parque, consultando catálogos y preguntando a atareadísimos libreros que se esforzaban por aparentar que conocían cada detalle de su inabarcable caseta. ¡Cuánta amabilidad derrochan los informadísimos libreros!
Es tan real, tan instructivo.
O también, muy callado, mirando fijamente el escenario donde, a gente desconocida, le suceden todo tipo de peripecias que a ellos les parecen como si tal cosa, despachándolas con tanto descaro que te hacen reír.
!Qué bien me lo pasé¡ Toda la tarde sin parar. Si no lo estuviera recordando me parecería mentira que hubiera ocurrido.
Me parece que lo volveré a repetir, al menos una vez a la semana.
He de conseguir tener una tarde completamente libre al menos cada semana.
Lo dicho. La tarde de ayer fue memorable.

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