lunes, octubre 23, 2006

COSAS

Ilustración: Enaire

Recojo las mariposas pegadas a la rejilla. Están secas y desaparecen bajo las raspaduras de un cepillo de raíces duras. En el suelo son menos que polvo, una amalgama de suciedad deforme y aceite.
Ordeno los libros según las disciplinas, las materias clasificadas desde antiguo. No busco. Entre las páginas no hay hojas recogidas por niños pasados que, al salir de la escuela, robaron a los arbustos del parque con sus manos pequeñas, que ya son ávidas.
Pongo mi mano sobre tu mano, como una oración comparativa. Sobresalen las yemas de mis dedos, más oscuros y recios.
Están recorridos por la sangre que gira en un circuito cerrado de ramas. Está girando durante años de paz pactada por caballeros que llevaban antorchas a la vez que las angulosas riendas, extensiones de los codos metálicos y los hocicos.
Llueve sobre alquitrán prensado y suben vapores como vaho caliente desde la boca de la tierra sellada.
Grapo las cartas con el golpe de todo el brazo cayendo. Cruje las mesa de madera encajonada, giran los goznes del mecanismo, se oye el sonido de la agrupación única.
Todas estas cosas ocurren pero sin prestárseles atención, porque ya es tarde esta tarde .

3 comentarios:

Vitore dijo...

Aprovechando que he leido esta entrada y aprovechando que cené contigo con MJ y con Cobre el otro día, aprovecho para comentarte el bello escrito. Que aproveche. Hasta las próxima. Son las tantas menos cuantas. Me voy a dormir. Abrazos, caballero.

ferfo dijo...

Escrito cargado de imágenes, de esas que no les prestamos atención por cotidianas, pero unidas con la suavidad de poner la conciencia en lo que haces con lo que sientes. Puro Zen, o poesía.
Un abrazo

pilar dijo...

Precioso texto..y preciosa ilustración (de mariajo, no?)

Un beso