jueves, abril 12, 2007

NEVADA

La mañana amaneció blanca sobre Fuencisla que todavía dormía echada bajo un manto nevado.
La radio local, no obstante, inició puntualmente su emisión aunque muy influenciada por la novedad del acontecimiento.
“Salgan a sus ventanas, fuencislenses, para ver la mayor nevada del último siglo. Todo está absolutamente blanco, los árboles, las calles, las señales, los tejados. No reconocerán sus vehículos, quizás, ni siquiera rncontrarán las puertas de sus establecimientos. ¿Será capaz Fuencisla de sobreponerse a esta adversidad y retomar su actividad diaria en tan hermosa compañía?”
En efecto, Fuencisla, parecía un durmiente remolón que no quería despertarse resguardado bajo varias capas de sábanas de algodón perfectamente planchadas.
Después continuó la emisora con un sinfín de recomendaciones: bufandas, gorros de lana, cadenas para los coches, acopio de alimentos, depósitos llenos. Se seleccionó como acompañamiento música navideña que armonizaba con el ambiente y, por último, se anunció una reunión urgente del Consistorio, convocada vía telefónica por nuestra alcaldesa, cargo que durante estos días desempeña en funciones Purificación Nieves de Santa Gadea.
Como sabemos, antes de actuar, el pueblo fuencislense, realiza acopio de documentación y exhaustivos análisis, pero, en esta ocasión, el resultado de la Junta Plenipotenciaria no se hizo esperar. Se proclamó “La semana de la nieve” y ante la prestancia y distinción que el fenómeno meteorológico confería a la ciudad, se decidió mantener su aspecto durante el mayor tiempo posible, que, en primera aproximación, se estimaba durante el periodo primaveral anterior al deshielo.
Se recomendaba las vestimentas absolutamente blancas para integrarse en el entorno, los desplazamientos en trineo, y, por su puesto, la conservación de la nieve que bajo ningún concepto debía ni pisarse, ni ensuciarse.
El pueblo acogió con júbilo las noticias y se dispuso con diligencia a cumplirlas, sin atisbar las prosibles consecuencias.
Se iniciaron enseguida los trabajos de fabricación de esquíes y el adiestramiento de perros de San Bernardo. Los refrigeradores domésticos eran utilizados, prácticamente en dedicación exclusiva, para la fabricación de nieve esponjosa y se organizaron partidas de voluntarios que, aprovechando la oscuridad de la noche, transportaban la nieve caída en los pueblos limítrofes para que no se derritiera y conservarla bajo el cobijo que Fuencisla generosamente brindaba.
De esta manera se fueron incrementando las reservas de nieve hasta que se consiguieron los doscientos kilogramos por metro cuadrado, cifra que fue vitoreada nada más conocerse.
Debido a los hábitos que habían adquiridos los habitantes de Fuencisla, el párroco sospechó que el control se les había escapado de las manos y convocó, no ya por la noche como se hacia habitualmente, sino a plena luz del día, a las Mujeres de Adoración Nocturna, con objeto de solicitar la necesaria intervención solar. Esta iniciativa fue malinterpretada por su destinatario, quizás por lo desacostumbrado del horario, enviando la segunda nevada mayor de la historia que esta vez acabó sepultando dos puntos emblemáticos de la ciudad: el campanario y el nido de las cigüeñas.

Repartidor de correos buscando el número 7 de la calle de Santa Gadea

1 comentario:

Mar dijo...

¡Me suena este pueblo!! tiene un "no se el qué" de conocido...