viernes, enero 05, 2007

A ELLA




A ella,
cuya melena permite
desafíos al viento,
la saludaban como
una mañana recibe
unos buenos días.

A ella,
a quien los huertos
le miran las piernas,
la esperaban
como las estaciones de trenes
esperan las vacaciones.

A ella,
que se mira en
el mar,
la recibieron como
a mayo miran los años
fríos,
como el frío
recuerda
los muchos años
de mayo.

A ella, sí,
pero a mí, no.

No por eso
nos separamos,
solo dejamos de vernos
y nos olvidamos
(yo no).

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