lunes, mayo 14, 2007

FUENCISLA RESISTE

Desde hace días la ciudad y el campo de Fuencisla resiste los bombardeos del enemigo.

Ha sido imposible realizar las tareas de mantenimiento habituales durante todos este tiempo. Las calles se encuentran vacías con grandes agujeros de considerable diámetro, uno por cada explosión. Rastros de metralla y barro pueden verse desde el suelo hasta los tejados, los cristales están complemente rotos, las paredes medio derruidas. Hace frío.


En sus escondites esperan los combatientes con sucios uniformes y sin haber podido, en ocasiones, ni siquiera cambiarse de calcetines. Las duchas se han sustituido por revolcones en la nieve pero, debido a las bajas temperaturas y al barro, muchos están descuidando peligrosamente su higiene.
Se hace lo que se puede en los refugios aunque sin luz eléctrica y con cantidades de agua y detergente muy restringidas. Para leer por las noches es necesario utilizar linternas a quienes, por cierto, se les están agotando las pilas y, muchas veces, tantas explosiones no nos dejan ni siquiera dormir a gusto.
Se ha pensado en el envío de patrullas a través de los pasadizos subterráneos para que, cruzando el valle del río Ebro, puedan tender en Salvatierra, tierra pacífica y alavesa, pero las ordenes son rigurosas: Mantener posiciones.
Yo me encuentro estupendamente, aquí en el refugio de una cómoda casa, pero ¿y al que le haya pillado la orden cagando en mitad del campo?
La tropa empieza a refunfuñar en sus adentros y el servicio de mirillas se encuentra muy activo.

Si nos hubiésemos enterado antes del cariz que iban a tomar los acontecimientos, no habría lugar a la preocupación, pues de ningún modo hubieramos permitido llegar a estos extremos.
Son momentos de angustia y desesperación, pero el ánimo y la moral se mantienen firmes, es decir, que no mejoran.
Los numerosos refuerzos vacacionales que esperábamos han debido decidir posponer su llegada, esperando, sin duda, ofertas más tentadoras.
Si esto no cambia, lo vamos a pasar muy mal, aunque seguimos confiando ciegamente en nuestro comandante, el cual, en su enroque, sin que nadie le moleste, sigue analizando junto a su Estado Mayor la disposición táctica que más conviene en el ajedrecístico campo de operaciones de Fuencisla.

Además se ha hecho saber que la deserción y el abandono de posiciones sufrirán las más gravísimas penas, aunque desconocemos en qué consisten.
En el terreno diplomático se ha roto todo tipo de relaciones con el exterior, cerrándose completamente cualquier clase de frontera que todavía se encontrase abierta. Como medida de presión no se realizarán exportaciones hasta que no cesen los ataques, en especial se suspende la comercialización de harina de almortas, dulce de membrillo y tortas de Alcázar.
Se han eliminado del diccionario palabras como zapadores, bombas, ataques y frío, pero no se han producido los resultados esperados ya que, aunque oficialmente no existen, seguimos padeciendo su significado. Los expertos en lingüística están intentando corregir el molesto comportamiento de estas antiguas palabras que se empeñan en persistir en ausencia de significante.
Por último , a todo combatiente enemigo que se aviste se le podrá disparar sin necesidad de aviso ni advertencia, aunque hay que tener cuidado para no dispararnos nosotros mismos; recuérdese que vamos vestidos de blanco y solemos ir a rastras, bastante asustados y manteniendo nuestras posiciones.

En suma, que estamos mano sobre mano, es decir, en manos de Santa Gadea. Esperemos que nuestra ilustre patrona ilumine el ánimo y el entendimiento del comandante en jefe de nuestro maltrecho ejército, para que haga honor a su nombre: Salvador de Fuencisla.

1 comentario:

Mar dijo...

¡ánimo! ¡libres y patriotas!!! que la fuerza os acompañe!!!!