sábado, mayo 19, 2007

SOBRE LA ORGANIZACIÓN DEL MUY DISCIPLINADO Y HEROICO EJÉRCITO DE FUENCISLA.

Son muchos los que se estarán preguntando sobre el modelo organizativo implantado en Fuencisla para conseguir una efectividad tan admirable dentro de la armonización y la sincronía de las actividades militares.

El sistema empleado está basado en un modelo jerarquizado de múltiples niveles, de manera que cualquier mandato emitido desde el vértice de la pirámide de mando se propaga a una velocidad prevista, definida y constante hasta la misma base, donde se ejecuta de manera fiel e inmediata.

Tanto el coro como la banda proceden con independencia del ejército, siguiendo la teoría de la división de poderes, y limitándose simplemente a seguir sus propias partituras. Para la sincronización de ambas interpretaciones, se ha asignado al director de la banda el cargo de sargento 1º y al director del coro, el de sargento; por tanto, en caso de discrepancias, el coro debe corregir su ritmo para adaptarlo al de la banda. Sencillo pero efectivo.

En el ejército, en cambio, se procede de una manera enteramente novedosa. Nuestro comandante, Salvador de Fuencisla, está provisto de dos batutas, una en cada mano. La de la mano derecha dirige la primera compañía y la de izquierda la segunda. Al ser el comandante ambidiestro ambas compañías son dirigidas con similar maestría.

Una décima de segundo después, los capitanes, provistos cada uno de ellos de una única batuta, imitan el movimiento de la mano correspondiente del comandante y con la otra mano libre asignan la tarea a uno de los tenientes a su cargo. Éstos proceden del mismo modo y así sucesivamente hasta llegar al empleo de sargento, donde el proceso adquiere ciertas peculiaridades.

Pequeños oficiles impartiendo instrucciones. Al fondo, la sombra del teniente de artillería que los dirige.

En efecto, existen dos tipos de sargentos diferentes aunque de similar graduación: sargento de Estado Mayor y sargento de Campaña. Los sargentos del primer tipo se encuentran en retaguardia junto al resto de mandos, mientras que los de Campaña están situados en el frente. Cada uno de estos sargentos está conectado vía telefónica con el que le corresponde del otro tipo.

El sargento de Estado Mayor observa el movimiento de batuta que efectúa su inmediato superior y a través del auricular lo expresa mediante concretas locuciones cantadas al sargento de Campaña, situado, como se dijo, en primera línea de fuego, el cual, basándose en estas descripciones orales, recompone el movimiento batutil, volviendo éste a pasar por diferentes estamentos de suboficiales y cabos de campaña hasta llegar al nivel más bajo, el de soldado, el cual simplemente ejecuta con fidelidad y diligencia la orden.

Con la llegada de las videoconferencias se ha intentado eliminar estos cánticos descriptivos pero no ha sido posible ya que los sentimientos que se transmiten a través de las voces solistas de los Sargentos de Estado Mayor son imposibles de conseguir mediante el movimiento de batuta, por muy delicado que éste fuese.

Esta cadena global de transmisión de ordenes es muy útil, ya que cada combatiente observa y tiene como ejemplo al combatiente de nivel superior, con lo cual va progresando y adquiere, de forma espontánea, las habilidades necesarias para poder desempeñar ese puesto, de manera que, si se produjera una baja (desgraciadamente en las guerras suelen ocurrir estos contratiempos) se podría cubrir el puesto inmediatamente y con máximas garantías.

Si debido a ascensos o bajas irrecuperables quedasen sin cubrir ciertas plazas de soldado, el soldado adyacente asume voluntariamente las tareas vacantes, hasta la llegada de soldados de reserva o refuerzo, los cuales marchan a su cometido entonando cánticos marciales de temática festiva, que nos recuerdan a pandas de jóvenes de ambos sexos acudiendo alegres a una fiesta.

El eslabón más débil de esta cadena de formación continua es el existente entre el cabo 1º especialista y el sargento de Campaña, ya que el cabo observa los movimientos de su sargento, pero no escucha el sonido telefónico. Este pequeño inconveniente se resuelve haciendo que el sargento vaya repitiendo y entonando de viva voz lo que escucha a través del auricular, convirtiéndose de este modo la función de cabo de una tarea verdaderamente grata y placentera, ya que las interpretaciones solistas cantadas que realizan los suboficiales causan verdadera felicidad en quienes tienen la fortuna de escucharlas.

Imagínense el caos que producirían los 117 suboficiales de Campaña del ejército de Fuencisla cantando simultáneamente las instrucciones precisas para sus respectivos pelotones, si no fuera por la existencia de 117 claves secretas (la clave de sol es una de ellas y no la menos importante), de manera que cada cabo especialista únicamente conoce y es capaz de descifrar lo que le atañe, apareciendo el resto como ruidos de fondo incomprensibles que se anulan recíprocamente.

Hasta tal punto esta perfeccionado el modelo de claves yuxtapuestas autocompensadas que las melodías del coro y de la banda llegan perfectamente al frente sin distorsiones para que el oído del público enemigo asistente pueda apreciarlas en su más crudo realismo.

A su vez, cada intervención militar que debe desarrollar el soldado está compuesta de cuatro tiempos: desplazamiento, preparación, selección de tiro y fuego, que permiten una rítmica ejecución que puede compararse a la realización de un sencillo paso de baile.

Ver en acción al ejército de Fuencisla, puede asimilarse a sentir el atronador y rítmico estruendo de cientos de máquinas militares en plena batalla y cómo a su alrededor, siguiendo la cadencia del combate, los oficiales dirigen puntual y celosamente las operaciones, los suboficiales cantan instrucciones en diversas tonalidades y claves secretas y, por último, los soldados danzan y bailan junto a los muy terribles ingenios militares aplicando la técnica del vals clásico a la carga de proyectiles o ejecutando los disparos bajo el ritmo del swing, por poner algunos ejemplos. En resumen, se distribuyen matemática y coreográficamente obuses, bombas y metralla sobre las posiciones enemigas.

Soldado artillero con riguroso uniforme de blanco, desplazándose alegremente hacia un cañón sin retroceso (CSR). Observese el magnífico contraste que se produce con la oscuridad de la noche.

Afortunadamente la partitura asignada a cada soldado dispone tanto de música como de letra, pudiendo así el soldado cuya formación musical es deficiente enterarse y bailar perfectamente al son de las instrucciones mediante la compresión y lectura atenta del acompañamiento vocal.

A aquellos que tienen dificultades para la lectura, bien por desconocimiento o bien porque jamás la han practicado, se les ha seleccionado, atendiendo a sus otras habilidades castrenses, para desempeñar cargos de especial relevancia dentro del abultado escalafón existente.

Este ha sido el método que ha llevado al ejército de Fuencisla a convertirse en una de las fuerzas de élite más devastadoras y disciplinadas que existe: la utilización práctica de letra, música y danza acoplándose en una única unidad de destrucción masiva, es decir, aplicar la expresión corporal, melódica y literaria al arte de guerrear rítmico y acompasado, envidia y ejemplo para el resto de los cuerpos militares del planeta.

3 comentarios:

Jobove - Reus dijo...

hemos visitado tu blog lo encontramos fascinante, si tienes un momento entra en el nuestro, el mas irreverente, iconoclasta, ecléctico y libertario
http://telamamaria.blogspot.com
en Reus - Catalunya
gracias por todo

Mar dijo...

(¿hasta aquí llegó la telamari esta?)

espera..

JAJAJAJAJAJAAJJA hay que ver... está genial... se me ha ocurrido que el amigo Don Vito podría deleitarnos con alguna muestra de órdenes y gritos, aunque igual el narrador se anima y nos lo hace escuchar mejor ;)
Besos de aquesta su sencilla admiradora...

Asir dijo...

Te la mà:
Salut!
Es una fiesta recibir la visita de compañeros libertarios, y considero ciertamente muy irreverente distribuir por doquier alegremente el mismo comentario.
Salud y acracia, siempre.

Tha:
Mágnífica y gran idea. Fuencisla en bloque ruega, ansiosa, esa posible composición.
De llegar, sin duda, se convertiría en el himno fuencislense para la larga, nueva y venturosa etapa de paz que se avecina.
Besos y abrazos,