NUEVE
Son las nueve horas
y nueve minutos
del nueve
del nueve
del dos mil
nueve.
Es solo un minuto,
un instante,
aunque, con tanto nueve repetido,
parece que también
todo se repite
nueve veces.
Recuerda, hoy,
cada cosa,
se hace
nueve
veces.
Es el día del nueve.
En nueve mordiscos
se come una manzana,
Son nueve colores
huidos entre las ropas.
Nueve semanas
en la semana del nueve.
Las cosas se hacen
nueve veces.
Nueve veces
te avergüenzas
de tener nueve veces
que volver a mirar
a alguien.
¿A quién?
A unos pares de ojos
nueve veces repetidos
por vivir en la mañana
de los nueve espejos.
Tanto repetir
que parece que vuelve
de nuevo
a empezar
nueve
veces.
Esto es interminable.
¿Es el fin de la numeración?
Nueve equivociones
de camino
y nueve caminos que se pierden,
uno detrás del otro,
sin querer.
Es el día nueve.
Nueve pisos que faltan
por pagar
y por un tobogan se lanzan
nueve nueces al vacío.
En nueve toboganes,
nueve jueces
llegan rodando a nueve suelos
diferentes
donde la hierba está
nueve veces verde.
Recuerda las nueves veces.
Una cosa, nueve nuevas veces.
Son nueve,
nunca diez.
Si se llega a diez,
número redondo,
se jodió.
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