viernes, febrero 23, 2007

DE COLOR BLANCO


Lo que a ella le parecía vulgar, para él era irrepetible. Cuando ella subía, él bajaba.

Las nubes se instalaron un tiempo sobre la frente de él, impregnando el entrecejo con su vocación de alturas.
Miraba ella la pared, el reloj de pared, los muebles junto a la pared.

Ya no pudo resistir tanta explosión resguardada y se olvidó de lo que estaba pasando. Fue un instante. No había habitación, ni sudor, ni nada. Todo era como una canción muy antigua de color blanco, como si estuviera en el campo y hubiera pájaros.
Se puso el pantalón, los zapatos pero se dejó la sonrisa olvidada junto a la almohada. Bueno también dejó algo justo al lado de la lámpara.

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