QUISO IRSE
Se quería ir, pero fue despacio.
Un día se fueron los guantes y la lengua.
Paseaban sin hablar, pero cogidos de las manos desnudas.
Era invierno y se besaban los labios,
pero no las lenguas,
ni las manos.
Se despidieron con los ojos que todavía se miraban.
Desaparecieron después
la salud y los pendientes.
No le importaba mucho porque todavía
la saliva y los dientes blancos
lo inundaban.
Al final fueron las maletas
y las piernas, llevándose también la silueta.
Estuvo mirando un rato
y cuando ya no la distinguía
le pareció
que la culpa había sido de la niebla
Antes de irse del todo
dejó recuerdos.
Frente al televisor encendido
fue quemando algunas fotos
que olían a plástico negro.
En algunas no tenía guantes,
en otras
no tenía
hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario